¿Nos hemos vuelto locos? Hoy me he despertado con esta noticia leía en ABC y El País . El médico peruano, que desde Valencia supuestamente encabezaba una red de dopaje desarticulada esta semana por la Guardia Civil en la Operación Grial, facilitaba EPO de tercera generación a los deportistas profesionales y aficionados. También suministraba supuestamente CERA.
En los años que he practicado cicloturismo y he acidio a pruebas cicloturistas siempre me he hecho la misma pregunta ¿son en realidad las pruebas cicloturistas carreras para cicloturistas? La cuestión surgía cada vez que acaba una de estas pruebas. En el desempeño por la mejora personal sumamos horas y horas de entrenamiento, cuidamos la alimentación, exste un alto componente genético pero de ahí ¿a conseguir tiempos atmosféricos ganando incluso a deportistas profesionales?.
Sí hablo por ejemplo de la Quebrantahuesos hablo por ejemplo de la Quebrantahuesos. La noticia de hoy no hace sino alimentar las duda. Según el artículo del diario ABC Virú ejercía como médico de familia en el centro de salud de Aldaia (Valencia), pero, al decir de los investigadores que analizan la documentación requisada en la Operación Grial, se lucraba con el dopaje de cicloturistas. Deportistas a pequeña escala, no profesionales, alejados de las luces de la fama. Virú aplicaba la metodología de Eufemiano Fuentes: tarifas por objetivos y tratamientos. Cobraba entre 1.000 y 1.500 euros a cicloturistas y tenía perfectamente organizada su consultoría. Su mujer le ayudaba en la clínica de la calle Linares de Valencia, su hijo mayor fabricaba y suministraba sustancias en su farmacia de Monserrat (Valencia) -los agentes encontraron allí EPO, CERA y hormona del crecimiento, además de un archivo clínico de pacientes- y, para cerrar el círculo, su hijo pequeño estaba a punto de terminar la carrera de Farmacia.
Realmente nos enfrentamos a un problema mayúsculo, si ya de por sí el dopaje es un sinsentido en el deporte profesional, ¿se imaginan en el deporte aficionado? ¿Y en el cicloturismo? ¿Y en las carreras populares?
Nos enfrentamos algo más que a un supuesto delito contra la salud pública. Estamos ante un golpe directo a los cimientos de los valores del deporte. Los que defienden la actividad física no profesional con el objeto de divertirse, de sentirse bien… ¿A dónde vamos a llegar? ¿Pruebas cicloturistas o pura competición?