La alimentación e hidratación es parte fundamental en la preparación física de un deportista. Alfonso Vega, Licenciado en Educación Física, me suele comentar que hay que dar tanto valor a la alimentación como al propio entrenamiento.
Antes de una gran prueba o incluso un entrenamiento exigente, me gusta hacer una carga importante de hidratos de carbono. Para ello, si la salida o la prueba está programada para el sábado, los tres primeros días de la semana apenas pruebo los hridatos con el objetivo de vaciar mis reservas.
Será a partir del jueves cuando empiezo almacenarlos con pasta, pan integral… Por la mañana, el día clave y una hora y media antes de salir , de nuevo como un plato de pasta. Como siempre os suelo decir cada cuerpo, cada persona, responde de una manera diferente. Por ese motivo lo mejor es que os pongáis en manos de un especialista que os pueda asesorar sobre la alimentación adecuada.
El caso es que este pasado fin de semana, ni pasta, ni desayuno, ni hidratos, ni nada. Día caluroso a pesar de la fechas y 110 kilómetros con un par de puertos de por medio. Demasiado para un cuerpo que llevaba un mes sin coger la bicicleta. Y a falta de 10 kilíometros, cuando ya podía casi escuchar el ruido de la ducha caliente… Zas. Pajarón. Y se acabó . Aquello no iba ni para arriba ni casi, casi, para abajo.
Cuando llegamos a nuestro punto de partida uno se olvida de dietas, de bebidas isotónicas y demás pózimas recuperadoras. Palmera de chocolate tamaño XXL y a descansar.
La vida del cicloturista es sacrificada pero no la cambio por nada. El domingo volví a coger la bicicleta. Esta vez más tranquilo y habiendo desayunado fuerte. Esta vez no vi al hombre del mazo por ningún lado.