La primera victoria del Athletic en Liga, amén de un dulce sabor que no probábamos desde mediados de mayo, confirma la mejoría de juego del equipo de Félix Sarriugarte, algo que comenzaba a vislumbrarse en los dos últimos partidos.

Inolvidable el gol de Fran Yeste, que lleva ya dos para el recuerdo este año. Una vaselina de jugador hábil a la par que inteligente. Tampoco se debe despreciar el tanto de Iraola, marcado con astucia y gracias a la concentración con la que acostumbra a jugar el de Usurbil.

Otro cantar – no todo puede ser bueno- fueron los goles del Nástic. El primero, de Sarriegi en propia puerta, debe achacarse a la mala fortuna. El segundo me pareció un garrafal error defensivo que permitió a Makukula rematar a placer dentro del área pequeña.

Pero con lo que me quedo de este encuentro es con lo difícil que se nos hace ‘matar’ los partidos. A los mejores les basta un gol para hacer que el reloj corra sin que nada suceda en el campo. Al Athletic estuvo a punto de resultarle insuficiente un 0-3 entrada la segunda parte. Buena falta nos hará mejorar esa capacidad de hacer bueno un resultado hasta el final porque es difícil que otras metas sean tan permeables como la de los catalanes.

Y del árbitro no hablamos. Sigo pensando que no se deben sacar las cosas de quicio en la primera expulsión que te perjudica ni en el segundo penalti que te beneficia.