Comenzó mal el partido contra el Sporting pero no pudo acabar mejor. Fueron dignos de recuerdo los 90 minutos que separaron la ovación final de la anulación injusta del gol de Gurpegui por Teixiera Vitienes. Por cierto, que poco después dudó al señalar el penalti y estuvo a punto de armar un lío gordo. Al final lo pitó y marcó David López sin discusiones previas. Y empezó el espectáculo. Qué gran Athletic vimos el sábado. No es sólo que marcó tres y pudo hacer dieciséis. No es sólo que Muniain –qué monumento al desparpajo- regateó a la defensa asturiana sobre la cal como un auténtico crack. Ni que Toquero volvió a marcar. Fue el conjunto del equipo, el altísimo nivel al que jugó, el modo en que decidió ponerse el mundo por montera y continuar al ataque. Llegó a la segunda mitad tocando el balón y con los pulmones dispuestos para dos batallas más si fuera necesario. Las galopadas de Toquero y Munian-otra vez- dejaron constancia de ello. El del pasado sábado, es uno de los mejores diez mejores partidos que ha jugado el equipo de Caparrós. El Sporting, que jugó con uno menos desde la temprana expulsión de Gregory, parecía esperar su sentencia final sin saber qué hacer. Llorente ejerció de puntillero para un equipo del que, personalmente, esperaba algo más.

Un ‘parcial’ en los últimos tres partidos de ocho goles a favor y ninguno en contra ha desatado la euforia en Bilbao, algo que, como es bien sabido, tampoco es difícil. Se habla de Champions y tres de cada cuatro de los que votaron ayer en la encuesta de elcorreo.com creen que a eso debe aspirar el Athletic. Puede ser. Pero las aspiraciones son una cosa y los objetivos otra. A mí el objetivo de entrar en la UEFA me sigue resultando más que razonable. El equipo de Caparrós está quinto en la tabla, tan cerca de la Champions como de ser alcanzado por los que luchan por la UEFA (6 y 7 puntos respectivamente). Y echen un vistazo al calendario antes de hacer sus apuestas: Barcelona y Valencia son dos de los tres próximos compromisos de los rojiblancos.