Tenían mucho que celebrar los jugadores del Athletic al acabar el partido ante el Almería. Basta ver sus caras durante el reparto de abrazos en el medio del campo. La epopeya no consiste en ganar 1-0 Almería, sino en hacerlo sin ceder un ápice ante la adversidad. Acabó con nueve el equipo de Caparrós y demostró que sabe sobreponerse a las dificultades, uno de esos capítulos del que este club hizo bandera en sus orígenes pero que estaba algo apartado en los últimos años.

Entre los problemas inesperados del partido del sábado se hizo un lugar preeminente Velasco Carballo. La roja de Koikili (con una primera amarilla rigurosa), los pasos permitidos a Alves antes de que se lanzara el penalti, y las posibles penas máximas sobre Llorente y San José. Todo ello ha saturado la paciencia en Ibaigane y ha provocado las críticas arbitrales de la directiva. Todo ello en vísperas de la visita al Bernabéu, sea casualidad o prevención.

Con todo, el Athletic se hizo con la victoria ante el Almería. Y por eso creo que el 1-0 tiene especial valor. Como lo tiene que otra vez Llorente se convierta ese valor seguro de cara al gol. Eso, no tiene precio, como reza cierto anuncio.