Que este es un país de locos y que uno de sus delirios viste camiseta rojiblanca está fuera de toda duda hace décadas. Pronostiqué hace tiempo –escaso mérito tenía- que si el Athletic llegaba a la final, se acabaría la crisis en Bilbao bruscamente. Los dispendios para la cita de Valencia formarán un oasis consumista en el desierto de la recesión. Nadie pregunta lo que cuesta el hotel en Valencia y es mejor no aventurar a cuánto puede llegar el precio en la reventa de un billete para la final. Me consta que para el partido de vuelta de la semifinal alguno pagó más de un sueldo de mileurista (por una localidad en la Tribuna Norte Alta). La venta de colchones para el viaje ha evolucionado. Disparates 2.0.
Basta acercarse hoy a cualquier BBK para ver un ejemplo. Las colas en las sucursales son espectaculares. Esperas de dos horas para ver un partido en la tele, aunque sea en San Mamés. Esto es sólo el comienzo. En este post pueden ir dejando las historias similares que ustedes conocen. Lo que nos queda por ver.