El enfermo mejora pero no sale de la UVI. Se le ve más alegre y aunque no ha roto una racha de diez partidos consecutivos sin ganar -ahí es nada, que llevamos sólo 11 jornadas- dio otra imagen frente al Espanyol.
Las líneas se acercaron, el Athletic remató nueve veces a puerta y se concienció de que las faltas son parte del juego (le pitaron más de una veintena). El Athletic nos hizo creer que ganaría y quizá por eso el sinsabor fue mayor. Aún así, la motivación ha mejorado y el juego progresa. Eso sí, tampoco se puede olvidar que nos medíamos al penúltimo. La mejoría debe consolidarse con un buen papel este miércoles. Bilbao sigue mirando a la Copa para ahogar sus penas.