Si me hubieran preguntado al comienzo de la temporada cuál era el punto debil del Athletic, habría mirado -instintivamente, como todos en aquellas fechas- a la delantera. Aritz Aduriz acababa de hacer las maletas y, quien más y quien menos, se preguntaba en qué medida le echaríamos de menos. Resulta que la Liga, terca como la vida, suele llevarnos la contraria. El buque hace agua por la zaga. Y basta este comienzo para saber que el calvario rojiblanco estará allí y en el mismo lugar el pasaporte para seguir en Primera. No puede salir tan barato marcarle un tanto al Athletic. No alientan demasiado las palabras de Caparrós la otra noche, tras el partido de Copa, “seguir ensayando”. Esa parece ser la fórmula para esta defensa.
Primero Balenziaga -no es la primera, compañero-, después Iraola y en el tercero Aitor Ocio. Hubo errores graves en cada uno de los tres primeros goles del Villarreal. En el segundo se sumó al desastre Iraizoz, que no pudo parar un disparo que le venía a medida. En el cuarto, Altidore, en su primer balón, marca a placer. Algunos de esos defensas, sumaron a su error una inmediata desaparación del campo. Amorebieta -no es un secreto- parece desconcertado en los últimos meses.
Entre lo postivo, David López. Es ya el jugador que pensábamos que era cuando lo fichamos. Y va ‘in crescendo’. Entre lo negativo, la diferencia de calidad palpable ayer en cada jugada. No hay que olvidar que se acaban las excusas: desplegamos en el césped nuestro ‘once’ de gala. La anécdota del día -dejémoslo ahí-, el hecho de que Fran Yeste sacara directo un lanzamiento indirecto. Casi lo arregla el portero rival (tocando el balón), aunque eso no enmiende la mayor.
Mañana veremos si somos colistas. Farolillo rojo. Alarma del mismo color. Pronto empezaremos a escuchar las apuestas que mezclan en la misma frase el turrón y el nombre de Caparrós. A sufrir.