Está dando para muchos análisis el Barcelona de Guardiola, pero hoy, el que ha ganado en San Mamés es el Barça de Andrés Iniesta. Tiene 24 años, un currículum espectacular y el fútbol en estado puro le corre por las venas. Qué envidia de jugador y qué envidia de referencia en el campo.

Athletic y Barcelona se respetaron en la primera mitad, se repartieron incluso la posesión del balón y las ocasiones claras brillaron por su ausencia. Tras el descanso, el partido cambió de cara. Ambos conjuntos se lanzaron al contraataque. Con cada pérdida de balón dando paso a una contra del rival, el partido adquirió un ritmo frenético. Romper el empate era cuestión de tiempo pero quién lo lograría no estaba nada claro. Iniesta se alió con Dani Alves haciendo que se disparara la sensación de peligro, y con motivo, porque estuvo acertado en cada pase y en cada tiro.

Estaba mediada la segunda mitad cuando Eto’o le ganó la partida a Amorebieta. El defensa estaba jugando un buen partido y se había lucido en un despeje en plancha poco antes. Pero falló. Y el camerunés, caliente con una grada que le recordaba su trabajada mala fama, no perdonó. Iniesta le regalaría más tarde una ocasión todavía más clara que no supo aprovechar. Desde entonces, el Barça se sintió cómodo. Los blaugranas se hicieron con la posesión y el Athetic se vio identificado con un Balenziaga superado que se ganaba la tarjeta amarilla porque llegaba tarde. Sólo quedaba recurrir a la épica. Y los de Caparrós le pusieron ímpetu pero no gol. El Barça de Iniesta impuso su ley.