Podemos discutirlo pero, puestos a perder, se debe perder como lo ha hecho hoy el Athletic. No se puede hacer más. Quizá sí, tener suerte. Pero ésta cambia de barrio con frecuencia. El Athletic ha acorralado al Getafe y lo ha tenido contra las cuerdas hasta ese postrero gesto de genialidad de Casquero
que, siendo de lo poco rescatable de los madrileños, vale tres puntos.
Mañana, los papeles hablarán de “mal sabor de boca” y de lo agrio y duro de
la derrota. Yo creo que, tras los últimos años vividos y padecidos, más de uno sabrá diferenciar este Athletic con coraje y garra y ganas de aquel ‘once’ desorientado que veíamos hace no tanto en ‘La Catedral’. Hoy, el Athletic mereció ganar. De cada diez partidos que juegue así, ganará nueve. No le faltó claridad a sus ocasiones, sólo esa pizca de suerte que convierte el fútbol en un deporte. Algunos dirán que, pese a todo, se nos van tres puntos que podríamos echar en falta. Es cierto pero, jugar así, dejarse la piel en el campo, es la mejor garantía de que nos saldrán las cuentas. Y también una luz al final del túnel que nos viene, esa escalada con cuatro picos de máxima altura: Sevilla, Barça, Real Madrid y Villarreal.
Chapeau para el viejo San Mamés que supo verlo, agradecerlo y aplaudirlo.