Muchos no lo entenderán pero, después de conocer la noticia de que Competición concede los tres puntos al Athletic en el choque suspendido el sábado, no creo que tengamos motivos para la alegría. Al estúpido violento del botellazo a Armando se le acaba de conceder la potestad de poner fin a un encuentro. Y con él, al minoritario pero reseñable número de vándalos que se esconden en el graderío de cualquier equipo de Primera. Además, se abre camino a una posible picaresca peligrosa en un deporte que mueve miles de millones. ¿Cómo saber si un futuro agresor que acabe con un partido en cualquier parte -por ejemplo San Mamés- pertenece realmente a esa hinchada?, ¿no sería mejor haber jugado esos veinte minutos con la ventaja de 1-2 lograda deportivamente?

Lo dicho anteriormente no quita peso a la rechazable e indignante actitud de buena parte de la afición bética antes, durante y posteriormente el partido. La sanción, en mi opinión, debe ser ejemplar pero sin afectar a lo deportivo. Quizá deba cerrarse por más tiempo ese estadio aunque esta medida afecte a quienes no sólo no tuvieron que ver en la agresión sino que detuvieron al energúmeno. No deben salirle gratis al Betis noches como la del sábado. Pero este camino que iniciamos de posibles réplicas y recursos es el peor imaginable.