Eran otros tiempos. El Athletic cumplía cien años y el club había echado la casa por la ventana para celebrarlo. La directiva, encabezada por José María Arrate, llevaba meses haciendo gestiones para encontrar un rival a la altura de las circunstancias. Había precedentes memorables. Lertxundi había traído en la temporada 92-93 al Milan de Capello y una victoria épica local rompió la racha de 55 partidos sin perder del indiscutible rey del fútbol en aquel tiempo. Sin embargo, el anuncio del contrincante escogido no defraudó. Brasil, vigente campeón del mundo, viajaría a Bilbao diez días antes de arrancar el Mundial de Francia, donde defendía su título. Fue un inolvidable 31 de mayo de 1998. Había 500 periodistas acreditados. Canal Plus y ETB se hicieron con los derechos de un encuentro que pudo verse en 200 países. “Estuvimos un año detrás de ellos y al final nos salió”, reconocía Domingo Guzmán, entonces vicepresidente y el encargado de los actos del centenario. “Vamos a pasar un buen rato con el campeón del mundo”, resumía con gracia el técnico Luis Fernández. Guerrero, Etxeberria y Alkorta estaban convocados con la Selección. El brazalete de capitán recaía en un fino centrocampista de Deusto: Josu Urrutia.
Han pasado quince años. El Athletic busca rival para apagar las luces de La Catedral del fútbol. Su presidente, Josu Urrutia, anunció ayer que han elegido para el adiós de San Mamés a una selección de jugadores vizcaínos. Le acompañó en la rueda de prensa el presidente de la Federación Vizcaína, Iñaki Gómez Mardones, que agradeció a Urrutia que le llamara “ayer”. Se refería al miércoles, exactamente dos semanas antes de disputarse el partido de homenaje, aunque el máximo dirigente rojiblanco explicara que llevaban “meses” dando vueltas a esa idea. Se quedaba fuera el Nacional de Uruguay, que tan sólo convencía a uno de cada diez aficionados según una encuesta publicada el martes en elcorreo.com. “Nos molesta y nos sorprende lo sucedido. No nos lo esperábamos”, se lamentaban los uruguayos tras conocer la renuncia.
Tiene suerte, Urrutia. En otros clubes y en otras latitudes habría serias dudas sobre si se alcanzaría el lleno con ese cartel. Las colas para los últimos partidos y hasta para visitar el museo del Athletic dan muestra de lo que todos sabemos: está fuera de cualquier duda que se acabará el papel. La afición sigue dando ejemplo. Por eso duele este adiós de perfil bajo. “No es serio”, apuntillan los uruguayos. Quizá tampoco sea ‘;gure estiloa’;. O quizá es que los tiempos han cambiado. Pero el viejo San Mamés merecía otros honores.