Se creía hace años que agosto era un mes en que había pocas novedades y pocas noticias. El mes de la tranquilidad, óptimo para marcharse con la sensación de que todo estará igual a la vuelta. Pero los tiempos han cambiado y las noticias inundan los Ipads y Iphones en mitad de las playas. Para el Athletic, no se puede decir que esta semana sea un ejemplo de paz veraniega. Tras un arranque de Liga que mezcló voces airadas con silencios inoportunos, e inmerso ahora en la complicada renovación de Fernando Llorente, se medía hoy al Slaven croata en su feudo. Un trámite. Habida cuenta del 3-1 de la ida en San Mamés, que se complicó tras el gol de los locales. Los de Bielsa parecían adormilados, como si la cita de pretemporada les hubiera sorprendido con la casa sin barrer. El técnico se había reservado a los internacionales Llorente y Muniain pero tuvo que echar mano de ellos en el descanso. Los croatas ganaban 1-0 gracias a un gol de falta y habían metido el miedo en el cuerpo a los rojiblancos sacudiendo el poste izquierdo de Iraizoz. Bielsa decidió virar el rumbo. En el descanso dejó en el banquillo a Toquero, Ibai y Ekiza y sacó a Galarreta para acompañar a Llorente y Javi Martínez.
Los primeros compases de la segunda mitad mostraron a otro Athletic. El gol de Muniain a pase de Llorente calmó los ánimos. Luego volvieron a adelantarse los croatas gracias a un disparo que se envenenó tras golpear en la pierna de un defensa. Un poco más de preocupación. Galarreta envió fuera una ocasión clamorosa en un contragolpe. Los croatas reclamaron una mano en el área rojiblanca. Y hubo un gol anulado al Athletic por fuera de juego. Sobró sufrimiento hasta el pitido final.