Pocas veces un recurso resultó tan oportuno. Muniain se ha hecho un hueco en el Athletic porque tiene calidad y le sobran ganas de hacerlo bien. La otra tarde, en el derbi vasco ante la Real, no dudó en lanzarse a un balón que tonteaba con la línea de gol tras un cabezazo de Llorente. Abrió el marcador y convirtió la primera parte en un partido alocado, donde los dos equipos parecían haberse olvidado de la sobriedad de los derbis y marchaban ansiosos de gol hacia el ataque. Así pudimos ver tres en media hora. Todos los autores eran rojiblancos. Al de Muniain se sumó el de Toquero -un hermoso disparo cruzado- y recortó distancias la Real gracias al tanto en propia meta de Javi Martínez. Más tarde, Toquero pudo aumentar la renta de los locales pero acabó cayendo al suelo cuando tenía delante la portería vacía (y un ángulo de tiro bastante complicado).
Luego llegó la segunda parte, que quizá pareció tan aburrida en comparación con la primera. Raúl -meta rojiblanco para la ocasión- cumplió con creces, aunque algo nervioso, con su papel. Recuerdo un gran despeje a un tiro de Prieto. Y poco más. El Athletic supo ‘matar’ el partido, que también es un arte y, aunque poco vistoso, también hace falta. Y duerme ya mucho más cerca de una plaza europea. Un perfecto final para una fiesta colorida que me alegro de recuperar.