“Cómo estará la Liga que estamos quintos”. Lo dice, en un bar del Casco Viejo bilbaíno, una muchacha que sale mirando de reojo el televisor. “Terceros de la otra Liga”, resumió Caparrós en los vestuarios del Reyno de Navarra, ante de emplazar a los presentes a olvidarse de “la imagen” y mirar la clasificación. El fútbol a peso – y medido en puntos- le resulta ventajoso al entrenador de Utrera. Es menos de aquello a lo que deberíamos aspirar pero también mucho más de lo que teníamos antes de su llegada. Sería bueno investigar en la escala de grises los parámetros que separan el blanco del negro.
Tras una primera mitad descafeinada, Marcó Kike Sola –en el minuto 50- tras aprovechar un despeje erróneo de cabeza de Toquero. Dicen que las desgracias nunca vienen solas. Castillo se marchó a la calle por doble amarilla poco después. Nelson le reclamó una amarilla de traca a Paradas Romero y éste se la regaló. El rojiblanco apenas había rozado al rojillo. Poco después, un despeje de Amorebieta a punto estuvo de adelantar nuestra particular Semana Santa. A la cruceta.
Afortunadamente, resucitó el Athletic en pleno Domingo de Ramos. Un precioso centro de David López y un testarazo de Llorente bastaron para empatar. El meta Ricardo y Nelson protagonizaron el último tanto. El guardameta salió a por un balón lejano y no se entendió con su defensa, chocaron en una imagen de comedia barata y Muniain respondió de la mejor manera posible a los pitos que le dedicaban sus paisanos. Un golazo de pillo que vale tres puntos y cerró algunas bocas en tribunas y palcos.