Toquero marcó dos y pudo hacer más. En El Atlético, ese ‘pupas’ incorregible, sólo Forlán atemorizó a un equipo que comienza a creer en sus aspiraciones europeas. El exjugador del Sestao llevaba una temporada floja pero resurgió en El Calderón dejando la victoria en bandeja al Athletic. Sendos goles nacieron de las botas de Andoni Iraola y su primer pase fue excepcional. Los rojiblancos firmaron una gran segunda mitad donde arrollaron a los locales. Hay dos alegatos que los madrileños esgrimirán en su defensa: que el penalti no lo es (y es cierto) y que la expulsión es ridícula (y también lo es). Errores arbitrales de bulto que no empañan la imagen muy superior que mostró el Athletic sobre su rival.
Esa extraña pena máxima la lanzó Llorente después de un rifirrafe con David López y Muniain. Falló. Es el tercero consecutivo del delantero de Rincón de Soto. Lo del Athletic y los penaltis es de traca. La expresión “tropezar en la misma piedra” se queda corta. También parece “la historia de nunca acabar”. El Athletic, desde los once metros, no tropieza: anda a trompicones y tambaleándose desde hace años. No es sólo el lamentable porcentaje de goles transformados –mañana ofreceremos más datos a este respecto- sino la sensación de que todo se improvisa. Hay patios de colegio con menos dudas. “Que tiro yo, que el balón es mío, que la falta me la han hecho a mí”. Y, sobrevolando el caos, un banquillo que no acaba de dar un puñetazo en la mesa con una lista cerrada: “Tiras tú; si no estás, tira aquel; si tampoco está en el campo, el otro”. Caparrós debería poner los nombres y dar carpetazo de una vez a este asunto.
Mientras tanto, el Athletic se afianza en una dulce sexta plaza que sueña con consolidar. Trae los tres puntos y la moral alta de El Calderón. No es poco.