Tocó la visita al Bernabéu en un momento inoportuno. Real Madrid y Barça vuelven a tutearse e intercambian bravuconadas como la que pagó el Almería y su técnico a precio de oro. Se acerca el clásico del lunes y todos quieren situar un pie por delante de la línea de salida. Ante esa misión poco menos que imposible el Athletic hizo lo que pudo. Plantó cara a los de Mourinho en la primera mitad. Y no se dio por derrotado cuando el Bernabéu hizo valer la norma de que dos errores valen dos goles, que en este caso firmaron Higuaín y Cristiano Ronaldo. Casi habíamos dejado de preguntarnos qué hacía Amorebieta de lateral.
Nos fuimos al descanso con el gol de Llorente -parece fuera de juego- que acercaba el milagro. Pero no hubo tal. En la segunda parte el Real Madrid se subió a la apisonadora. Sergio Ramos y Cristiano (que completó un hat trick) pusieron el 5-1 en el marcador. En el gol de Ramos tras un penalti tonto, Mourinho se desgañitó. No comprendió que el jugador portugués cediera el lanzamiento a su compañero. Ya estaba en la primera fila de la grada y Karanka parecía un convidado de piedra. En el siguiente gol del largo calvario, Iraizoz acabó por cabrear a la parroquia rojiblanca con un error inexplicable al intentar despejar con el puño un balón que le venía a las manos. Lo mejor era hacer las maletas. Se acerca un clásico emocionante, pero el nuestro, el viejo clásico, queda cada vez más lejos.