Le puede salir caro al Athletic ese gesto reflejo de levantar el pie del acelerador en este final de temporada. Tras la visita a Pamplona, el equipo se sitúa octavo, a dos puntos de la UEFA, una batalla en la que se ve inmerso con Getafe y Villarreal. De los últimos cinco partidos, el Athletic sólo ha logrado hacerse con la victoria ante el Almería y esta racha le deja en una situación complicada para meterse en el barco rumbo a Europa. Da la sensación de haberse desinflado en las últimas semanas, como si no le quedara aliento tras un año exigente. Hagamos repaso al final que nos espera. En este tramo, los de Caparrós disputarán cuatro partidos, tres de ellos en casa (Mallorca, Málaga y Deportivo, además de la visita al Bernabéu), en poco más de quince días (la Liga acaba el 16 de mayo). Buena parte de sus opciones se las jugará en los dos primeros choques.
Dan ganas de seguir echando cuentas y olvidarse del partido de ayer. Tuvo poco, muy poco que contar. Las ocasiones de peligro se cuentan con los dedos de una mano en ambos equipos: anotamos para el Athletic un cabezazo de Llorente seguido de un remate a bocajarro poco después, un balón cruzado al que no llega Yeste (reaparecido en el Viejo Reyno) y la galopada final de Toquero. Para los locales, un par de disparos lejanos, algún despeje forzado de la zaga rojiblanca y el posible penalti de Amorebieta, que cerca estuvo de regalar el escaso botín que el Athletic se trae de Navarra. Pocas ocasiones, poco fútbol y una clara ocasión perdida. Ojalá queden más.