Somos únicos. Esta vez por algo negativo. El Athletic se codeará en la final con uno de ‘los grandes’ pero en esta Liga no ha logrado imponerse a ninguno de eso que llaman ‘los Alpes’. Ni en la primera ronda, ni en la segunda. Es por eso que ahora nos vemos con cierta preocupación y bastantes urgencias. 31 puntos en el zurrón y dos sólo sobre la cuerda floja que delimita el descenso. Somos la escuadra que menos puntos ha cosechado en la segunda vuelta. Un panorama preocupante cuya solución pasa por ganar antes del tramo final de Liga (cerramos la temporada ante el Atlético y el Valencia, nada menos).
En Villarreal la cosa no tenía mala pinta, hasta el gol, como bien decía hoy en su crónica Javier Ortiz de Lazcano. El Athletic dominó el partido, controló el ‘tempo’, desactivó a Cazorla, a Rossi y a Nihat y tampoco Senna jugaba cómodo. Hubo dos posibles penaltis en el área local, en ambas los rojiblancos reclamaban la pena máxima por una mano. Una de ellas parece clara y pone fin además a una clara ocasión. Luego llegó el gol y cambió el viento. Si el Athletic había sabido jugar al Villarreal, eran ahora los locales los que supieron hacerse fuertes y dejar constancia de las carencias ofensivas del bloque de Caparrós. El de Utrera soñaba con una jugada a balón parado o un balón colgado a Llorente, poco más. Con esos mimbres llegó el segundo tanto en un error de nuestra defensa y pudo haber más.
Extraño tiempo este que vive la afición rojiblanca. De la esperanza más entusiasta a la preocupación más razonable. Hay que amarrar puntos en Liga con urgencia. Llevamos tiempo diciéndolo.