No sé quién acuñó aquella expresión del ‘centrocuentismo’ para definir los partidos en que los equipos no pisaban las áreas y se mantenían ahí, en tierra de nadie, más preocupados por no perder que por hacerse con el partido. Esa imagen deja el Athletic tras su paso por Málaga. Se lleva un punto, porque el rival tampoco supo cómo hincarle el diente a un partido soso, falto de ritmo, aburrido, llamemos a las cosas por su nombre.
La primera parte del Athletic fue muy mala. Mejoró en la segunda pero no lo suficiente.
El encuentro de hoy supone el debut de Ander Iturraspe y Mikel Balenziaga. El primero dejó algunos detalles de calidad allá en la media y el segundo también cumplió en
Lo que no acierto a comprender es el motivo que empujó a Caparrós a aguantar los cambios hasta el último suspiro. Ante un equipo, el nuestro, que no creaba juego, que no se sentía cómodo ante un rival inferior, ¿no parece lógico utilizar los cambios para insuflar aire fresco? Esperó el utrerano hasta el minuto 30 de la segunda mitad para su primer cambio y luego se arremangó a hacer los últimos al borde del descuento. Llorente y David López salían del campo cuando restaban pocos segundos para el final. Extraño recado. En fin, estrenamos el casillero con un punto pero con la sensación de haber perdido los otros dos.