Ayer, en Getafe, pudimos ver cómo debe jugar un equipo para ganar. Lástima que lo viéramos en nuestro rival. Los de Laudrup presionaron desde el inicio del choque, hicieron un alarde de efectividad anotadora, contuvieron con acierto los escasos ataques de los de Caparrós, supieron jugar con el ritmo del encuentro y se impusieron con solvencia y comodidad. Sin lujos en la técnica, el Getafe demostró que es un equipo con mucho oficio. El gol de Uche resume esta envidia insana de nuestro rival de ayer. Acertaron en un córner – a diferencia de lo que viene haciendo el Athletic en ese tipo de jugadas a balón parado- y el delantero no sólo lanzó un espléndido trallazo sino que mantuvo la confianza para volver a golpear el balón de la misma manera en el rechace. Sin detenerse para controlar el balón, un golazo.
El partido nos dejó también una nueva expulsión, la de Amorebieta, que recibió la segunda amarilla tras pisar a un contrario involuntariamente. El defensa debe darse cuenta de que su expulsión se la ganó con las innecesarias protestas de la primera tarjeta.
Y por último, entre lo más comentado, el paso de Iraola al doble pivote. Comprendo que Caparrós lo intentara aunque, como a todos, me gustaba más en teoría de como quedó en la práctica. Es un mensaje también para un Javi Martínez que no alcanza el excelente rendimiento del año pasado. No salió bien. Pero es que, ayer, al Athletic no le salía nada.