Nuestros socios ya pueden retirarse a pasar el verano en sus cuarteles de invierno. Cumplieron con sus deberes vacacionales. Fueron a votar en un número destacable para haber enclavado la jornada electoral en pleno julio y en un día soleado. Cinco puntos de participación más que en 2004 denotan que la responsabilidad de esta afición volvió a ser ejemplar. Ese es nuestro valor más seguro. En fin, ya tenemos presidente. El trigésimo de la historia del Athletic se llama Fernando García Macua. Se impuso ayer en una apasionante jornada electoral (más emocionante que la propia campaña, algo insulsa, en mi opinión), que les narramos en directo en EL CORREO DIGITAL. Venció por menos de lo que auguraban los sondeos – sólo 750 votos- y por más de lo que durante el día llegaron a temer y soñar, según les tocaba, respectivamente, en las planchas del ganador y su inmediato perseguidor, Juan Carlos Ercoreca. El voto oculto en el confiaba el empresario de supermercados no fue suficiente para batir al abogado bilbaíno.
Nada más conocerse el resultado, Juan Carlos Ercoreca, recordaba que “hay que apoyar al nuevo presidente”. “Cerrar filas”, dijo en otro momento. A los llamamientos a la unidad no tardó en sumarse un Javier González que, aunque se marchó sin esperar siquiera a los resultados oficiales, apostó por “remar todos en la misma dirección”. Eso es lo que necesita el Athletic. Dejarse por cuatro años de luchas fraticidas. De buscar de una vez lo que nos une. Algunos aspectos de esta campaña no ayudarán. El tono brusco y desproporcionado de algunas intervenciones. Los guiños a la política, que constituyen el mayor riesgo de que algún día el Athletic no sea lo que es hoy, esa bandera que une a todos los vizcaínos. Eso debe ser pasado. El meollo de la cuestión debería ser el aspecto deportivo. Se debe hablar de técnicos, de fichajes, de Lezama, de pretemporadas y calendarios. Se deben centrar los esfuerzos en lograr que el Athletic salga del mayor bache deportivo e institucional de su historia. Es hora de jugar en equipo.
Buena suerte, presidente. Todos la vamos a necesitar.