Domingo, 23 horas. Acabo de volver de San Mamés, donde hemos asistido a la petición mayoritaria del público de que Fernando Lamikiz presente su dimisión. Los primeros atisbos de cómo acabaría el partido se dejaron notar tras el segundo gol del Atlético. Muchos aficionados de preferencia principal reaccionaron al gol girándose hacia la presidencia y pitando y pudieron verse los primeros pañuelos. Pero el gesto más claro se inició a los 30 minutos del segundo periodo. Un grupo de aficionados comenzó a corear “Lamikiz vete ya” en la esquina del estadio que une la preferencia este y la grada sur. El cántico, acompañado de palmas, corrió como la pólvora y contagió a toda la grada. Era una petición unánime, clara y desgarrada, que ni siquiera nacía de la ira sino de la desaprobación profunda al proyecto de Lamikiz. Al proyecto Mendilibar, al proyecto Sarriugarte, al caso Zubiaurre, al caso Akropost, a la salida de Valverde, a la de Clemente, a la temporada pasada y al comienzo de ésta, al fondo y a las formas. Un grito que nació del hartazgo.

Estaba San Mamés esperando el final del partido con el 3-0 en el marcador cuando los cánticos volvieron a arreciar. Sólo el gol de Javi Martínez sirvió de espejismo momentáneo para aplacar la iras de un público que demostró su hartazgo por lo que le está tocando vivir. El gol del navarro casi no se celebró, síntoma claro del ambiente en el estadio. Luego vino el penalti dudoso y tras el cuarto gol del Atlético, la pañolada y los pitos hacia la presidencia. San Mamés ha dictado sentencia. Ha señalado a quien considera el mayor responsable de las desgracias del Athletic. Y ha señalado a Fernando Lamikiz.

No descarto que la reacción mayoritaria de San Mamés precipite la dimisión del presidente en los próximos días. No hacerlo significaría alargar el calvario porque ni el club ni el equipo dan síntomas de mejoría. San Mamés no puede más. Quiere un cambio  inmediato y radical. El grito es unívoco. Creo que es la primera vez que lo escucho dirigido a un presidente del Athletic con esta rotundidad y claridad. San Mamés exige que Lamikiz presente su dimisión.