El Athletic ha cambiado. Eso se respiraba este sábado en San Mamés al finalizar el partido. Los pesos pesados del equipo resurgieron y la defensa nos demostró que no nos hará falta fumar un cigarro por despiste, es decir, un paquete por partido. En el descanso había dudas todavía. “Bien, pero a ver qué pasa”, ilusión contenida. Al final, el Athletic se reconcilió con su afición con una victoria que le debía por su inconmensurable apoyo durante la crisis.
Mejoró sobretodo la presión, que nos permitió robar balones en defensa y en ataque. Varios de ellos, logrados casi con tozudez y cuando parecía imposible, llevaron peligro a la portería sevillana. La imagen, sólo un mes después, se nos antoja irreconocible. Iraola se reencontró, a Yeste se le vio suelto y con ganas de balón, a Gurpegui contundente, a los centrales más confiados y a Etxeberria, este sí, donde suele, con los mejores. El Athletic ha encontrado un nuevo rumbo con Clemente.