“Una temporada en el infierno” era el lema por el que se dio a conocer la campaña publicitaria que permitió al Atlético de Madrid mantener el número de socios y la atención de los flashes cuando el equipo dio con sus huesos en Segunda. Todos confiamos en que ese no sea el panorama que le espera al Athletic, más aún tras la inyección de moral que insufló al equipo Prieto con un gol lejano como la última victoria. Hasta ayer, que se rompió la racha fatídica que nos hacía conjugar empates y derrotas. Sin embargo, lo que le espera ahora al Athletic tiene bastante de infierno.

El purgatorio se llama Atlético, Betis y Deportivo en casa, salteados con Valencia, Zaragoza y Barcelona fuera. De dónde se sitúe el equipo tras las próximas seis jornadas depende su futuro inmediato. Si supera la prueba ante los ‘grandes’ y llega a mediados de diciembre sin descolgarse del pelotón, el Athletic se mantendrá. Lo que no puede hacer es confiar en una heroica remontada final -tan propia de los leones- porque su final de Liga será idéntico a estas jornadas pero cambiando el estadio.

Se hacen estos días en Bilbao muchos cálculos estadísticos sobre los puntos necesarios para mantener la categoría. El Athletic juega con la ventaja de que suele ser capaz de arrebatar empates y victorias en campos que parecen imposibles para otros. Esa puede ser su baza y ahí se juega su historia, más de un centenar de años entre los mejores.