En el vestuario de Lezama se han hecho a la idea de que el equipo
peleará por mantener la categoría hasta el final de temporada. Es la
mejor de las noticias porque todos los clubes que -por historia,
potencial o inspiración divina- se creen fuera de peligro suelen acabar
en el agujero. Y más todavía cuando los implicados no están
acostumbrados a manejarse en la zona baja de la clasificación. Los
ejemplos recientes son claros y saltan a la memoria sin apenas
esfuerzo: Atlético, Valencia y Celta.
El Athletic, afortunadamente, ha interiorizado que su lucha no es otra
que ver a tres peores por debajo. No es una lucha indecorosa, es la que
toca. Ya lo advirtió Jupp Heynckes hace menos de cinco años. La gente
-lo decía por directivos, aficionados y periodistas, que no por sus
jugadores- se tiene que dar cuenta que algún día este equipo batallará
por mantenerse en Primera. Pues bien, ese momento ha llegado. El único
objetivo del Athletic es conseguir que haya tres equipos por debajo en
la clasificación.