Obama sabe dónde está Sevilla. Aunque a ustedes les parezca mentira, el todopoderoso gigante norteamericano se ha fijado en nuestro pequeño país para organizar sus infraestructuras ferroviarias. Aunque no se lo crean, Estados Unidos no tiene una red de alta velocidad como gozamos nosotros desde 1992 cuando se inauguró el AVE.
Y es lo que hay. A veces tienen que venir de fuera para mostrarnos nuestras virtudes. ¡Qué caramba! En las últimas décadas, nos hemos acercado a la Europa que se veía con envidia en los no tan lejanos años 80. Y en cuestión de infraestructuras, estamos bastante bien situados. Hasta tal punto que el presidente de los Estados Unidos se ha fijado en nuestro modelo de alta velocidad para desarrollar el suyo propio.
“En España, un tren de alta velocidad entre Madrid y Sevilla ha tenido tanto éxito que la mayoría de los ciudadanos viajan entre ambas ciudades por ferrocarril antes que en coches y aviones juntos”, declaró Obama en un discurso en Washington en el que ha defendido su ambicioso proyecto, como se cuenta, por ejemplo, en treneando.
El modelo español es clave para el presidente norteamericano. Después están China, “cuyo servicio comenzó hace sólo dos años, pero tienen más kilómetros que cualquier otro país de los últimos cinco años hasta ahora”, y Japón, “la nación que reveló su primer tren de alta velocidad y que ahora trabaja en el próximo: conectar Tokio y Osaka a velocidades de más de 300 millas por hora (más de 450 kilómetros por hora)”. También menciona a Francia: “el tren de alta velocidad ha transformado ciudades poco activas en destinos turísticos al alza” .
El cascarrabias, un gran amante de los trenes, no puede más que manifestar su alegría por esa mirada hacia nuestro país del hombre más poderoso que hay sobre la tierra. ¡Ojalá hubiésemos servido los vascos como modelo para Estados Unidos! Qué oportunidad hemos vuelto a perder de servir de modelo (en algo) para el resto del planeta.
El proyecto de la Y vasca fue uno de los primeros planes que se hicieron en nuestro país sobre la alta velocidad, una vez que el AVE coronó con éxito la aventura del 82. Pero nuestros políticos no aprovecharon la coyuntura, se enzarzaron en disputas vecinales y locales, conflictos ecológicos y medioambientales que obligaron a retrasar las obras hasta casi el final de 2008. Y además se cierne sobre el TAV la amenaza de ETA (como siempre en esta país) y sobre las empresas y los ayuntamientos que tramitan las licencias para el paso del tren de alta velocidad. Vamos ya con retraso. Cataluña, Castilla, Levante, Andalucía tienen en marchas sus trenes de alta velocidad. Galicia, Asturias y Cantabria están en ello. Y nosotros comenzamos a desempantanar el proyecto (aún queda la difícil tarea de determinar dónde parará el tren en BIlbao)
No parece que en este terreno seamos la locomotora del país; más bien vamos en el furgón de cola.