Hasta el último aliento se empeñan en desacreditar al nonato Ejecutivo vasco, sin tener ni tan siquiera idea de lo que pretenden hacer. La sospecha anida en el Departamento de Educación que en una nota oficial arremete contra el pacto PSE-PP y asegura que crea “inseguridad” y “desprecia” los consensos existentes en materia lingüística. La consejería que dirige Tontxu Campos, con un pie ya en la calle, extiende su conjetura como axioma irrebatible y demoniza a quien le va sustituir en el Ejecutivo vasco. Como si durante estos cuatro años, todo hubiera transcurrido en un ambiente de armonía total y el consenso se hubiera instaurado en la vida académica y lingúïstica.
En el escrito de marras, Educación considera que el pacto alcanzado entre PSE y PP únicamente “satisface las demandas del nacionalismo español, pero no de la mayoría social”, por lo que los socialistas “han engañado a la sociedad vasca o son rehenes del Partido Popular”. Educación expresa su “preocupación” por las medidas anunciadas por el “frente PP-PSE en materia educativa” que, en su opinión, están orientadas “básicamente a anular todos los pasos dados esta legislatura hacia la capacitación bilingüe del alumnado vasco” y “suponen un retroceso y crean incertidumbre e inseguridad en el ámbito educativo”.
Antes de que se anuncie quién va a ser el nuevo responsable del departamento, sus actuales gestores lanzan su fatal presagio en el que anuncian todo tipo de calamidades para el campo educativo. Según la nota hecha pública hoy “de la mano del PP, partido que en 30 años no ha dado un solo paso por la oficialidad real de la lengua vasca, el PSE retoma las reivindicaciones del nacionalismo español, se aleja de los grandes consensos que siempre ha reclamado e ignora los objetivos marcados tanto por la Ley de Normalización del uso del euskera como de la Ley de Escuela Pública Vasca”. Toma ya.
La cuestión es que el departamento de Campos se olvida que son sólo ellos (apoyados en el tripartito que nos ha gobernado) quienes en estos últimos años han sembrado de incertidumbre el currículo vasco, confundido a los gestores educativos e instaurado políticas partidistas y desconfianza en el quehacer diario. Eso es lo primero que tiene que solucionar Patxi López en su nuevo ejecutivo. Que le dejen, al menos, intentarlo. Y si no lo soluciona, que arrostre las consecuencias.