Los obispos españoles han denunciado hoy que las especies protegidas de la fauna y la flora tienen mayor protección jurídica que el no nacido, y han reclamado al menos que la vida humana, desde el embrión, goce “de la misma protección que otros bienes”.
Al cascarrabias no le gusta meterse con la Iglesia, que luego pasa lo que pasa; ni con las creencias religiiosas de nadie, que cada cual es libre de profesar la religión que quiera y de seguir las enseñanzas que mejor satisfagan el espíritu. O de no seguir ninguna, que también los ateos tienen derechos a tener tranquila lo que otros llaman alma. Pero, de vez en cuando, la Iglesia se pasa.
La Conferencia Episcopal ha organizado una campaña en vallas publicitarias desde hoy hasta fin de marzo en 37 ciudades españolas, en el que se ve a un niño junto a un cachorro de lince con el sello encima de ‘lince protegido’, mientras que el bebe pregunta ¿Y yo?… ¡Protege mi vida!”. El portavoz de la Conferencia Episcopal no ha querido precisar cómo se financia esa campaña, uando así se lo han requerido los periodistas. Pero es público y notorio que la Iglesia católica recibe subvenciones del estado, de ese mismo Estado a quien critica y cuyas leyes pone en cuestión.
A buen seguro que la campaña en cuestión costará un buen dinero, dinero que necesitan decenas de miles de personas en nuestro país que sufren las consecuencias de la crisis. Ya sé que suena demagógico, pero hay cosas más importantes que montar campañas de publicidad y organizar jornadas de protesta.
Dentro de poco comenzará la campaña de la Renta. La Iglesia pedirá que nos acordemos de ella y que contemos con poner la equis en su casillero. El cascarrabias, desde luego, no piensa hacerlo.