Mi apreciado compañero y amigo de Bank Notes , Manu Alvarez, quizá me critique por meterme en su terreno y abordar este tema vidrioso. Pero ya os digo que la sangre de cascarrabias se me desborda cuando oigo ciertas cosas. El gobernador del Banco de España planteaba ayer eliminar las indemnizaciones a los trabajadores y que con el proteccionismo laboral no se puede crecer. Como siempre, la culpa es de los obreros que, además de trabajar, quieren comer, vestir e ir de vacaciones.
Ya me van a salir los de siempre acusándome de demagogo, pero es lo que hay. Este país está a punto de alcanzar los cuatro millones de parados. Probablemente sea uno de los territorios del mundo donde más se están evidenciando los efectos de la crisis económica. Quizá haya que recordar que, en los últimos años, el nivel de vida alcanzado en España era la envidia de medio mundo. Y que, por el ladrillo o por lo que sea, los españoles conseguimos ponernos, si no a la cabeza, sí alcanzar a algunos de nuestros vecinos de la UE. Pero nadie nos ha regalado nada.
Las empresas de este país se han mantenido en la última década en cifras de beneficios extraordinarios. Año tras año, bancos, cajas, inmobiliarias, y otras áreas de negocios se frotaban las manos por los pingües beneficios alcanzados. Pero de ese dinero, los trabajadores apenas si recibíamos un ínfimo porcentaje. Los empresarios no han subido nuestros sueldos en la misma proporción que aumentaban sus ingresos.
Y ahora quieren hacernos corresponsables de la pérdida del negocio. Nos congelan los salarios, cuando no nos amenazan con bajarlos; nos culpan de su mala situación y, en el peor de los casos, nos echan sin ningún miramiento a la calle.
Las tesis del gobernador del Banco de España se defienden en muchos de los despachos de nuestras empresas. Hasta ahora solo el presidente del Gobierno ha salido en público para criticar el camino que pretende que sigan las fortunas de este país. Que los obreros puedan ir a la calle y que no tengan derecho ni al pataleo. ¡Que miedo me dan!