Vaya por delante que no tengo nada contra esta persona. Lo digo porque seguro que sale alguien criticándome por ponerle un poquito (muy poco) a caldo en esta entrada. Pero hay cosas que algunos personajes públicos nunca deberían hacer. Por muy perdido en un blog que se encuentre, como él mismo reconoce en su columna semanal en Deia, el secretario general de la Presidencia de la Diputación Foral de Bizkaia, Koldo Mediavilla, no debe presumir de testosterona; y mucho menos de ciertos atributos varoniles que nadie le ha puesto en duda. Aunque a tenor de su artículo en el citado medio, más bien parece que le han tocado lo que no se debe tocar. Sea lo que sea lo que le ha espoleado, un personaje público no debe caer en recursos tan facilones y utilizar metáforas tan soeces para llevarse la razón.
No voy a obligarles a leer el blog de Mediavilla, pero es de rigor reproducir, sin saltarme una coma, lo que dice el brazo derecho del diputado general de Bizkaia. “Dicen de los individuos que se identifican con los tauro que son -somos- personajes temperamentales, nada inquietos, con un aguante fuera de lo normal. En la variante de género masculino puede identificarse a este espécimen por su rastro. Dejamos una huella ineludible -por lo general-. Una huella que hace surco. El surco de un difícil equilibrio.
Un congénere me preguntó: ¿Qué te pasa que te veo tan centrado? Tengo ambilismo -le contesté-. ¿Ambilismo? -me dijo-. Sí, un huevo colgando y el otro lo mismo. Y en ocasiones, hacen surco. Sobre todo cuando uno pasa de la edad de plata a la de oro, y el siguiente espacio es el de plomo”. (para quienes deseen profundizar en el mensaje derl secretario general de la Presidencia de Bizkaia les dejo la url correspondiente http://www.deia.com/2010/04/10/politica/los-que-hacemos-surco ).
‘Perdido en un blog’ arremetía este último sábado contra la web cybereuskadi (http://cybereuskadi.com/%C2%BFquien-es-imanol-basaraz ) y su autor, José Antonio del Moral, porque presuntamente le había señalado entre los posibles candidatos que se esconden bajo el pseudónimo de Imanol Basaraz y que en las páginas de Deia se dedica a criticar con nombres y apellidos a periodistas que escriben en El Correo, El País, EiTB o El Mundo, pero sobre todo, a los del primer medio. Una columna, por cierto, que no parece contar con ninguna admiración entre los profesionales del periodismo que se ganan la vida con su trabajo, pero que no por ello escriben al dictado de lo que deciden los dueños de los medios que les han contratado. Cybereuskadi se hacía eco de la página y se preguntaba quién podía estar detrás de las cosas que en ella se escriben. Y lo cierto es que señalaba con el dedo, como casi todo el mundo en este país, hacia la sede jeltzale de Sabin Etxea, más que al edificio que alberga al periódico nacionalista.
El secretario general de la Presidencia de Bizkaia aprovechó su artículo para negar la mayor y criticar que se pensara en él como uno de los escribientes de ese libelo “He visto en una página web de este país -cybereuskadi- cómo con total impunidad se acusa a este descerebrado blogger -a moi même- de ser el instigador o el escritor de una crónica dedicada, según la web, a desprestigiar periodistas y profesionales de la comunicación que trabajan aquí. Internet es la red, la carretera, en la que cualquier desaprensivo puede incluir contenidos de difícil reputación. Propagar rumores, bulos, libelos, de manera gratuita es sencillo. En los tiempos que vivimos puede ser hasta rentable a medio plazo. Pero eso no es ni periodismo ni comunicación”.
Cierto, muy cierto, señor Mediavilla. Lástima que no haya hecho extensiva esa conclusión a la página que, bajo el nombre de Imanol Basaraz, publica todos los sábados el periódico en el que usted colabora. Una página en la que no se hace periodismo ni comunicación, utilizando sus propias palabras, sino pura y llanamente propaganda política y en la que se arremete contra los profesionales de otros medios, con nombres y apellidos, acusándoles de mentir, engañar y manipular, además de propagar el mensaje del Ejecutivo socialista, al que se han vendido por menos que un plato de lentejas. Eso es quizá lo que usted debería de haber criticado en ese blog donde se encuentra tan perdido.