Está visto que ya estamos en precampaña y que los candidatos van tomando posiciones de cara a la cita electoral. Como muestra, vale un botón. Si hace unos días, Iñaki Azkuna cuestionaba la figura de ‘Vitoria, capital de Euskadi’, ahora ataca la paridad en el caso de una fusión de las cajas. Y a eso obedece su presencia en el consejo de administración de la BBK, según su propia confesión.
Lo contaba de forma impecable mi entrañable compañero de blog, Manu Alvarez (Bank Notes ), en las páginas de El Correo. «Mi presencia en la BBK no es un capricho. Tiene una intencionalidad clara: impedir que se aborde una fusión paritaria. La caja resultante de la fusión tiene que reflejar el peso de cada uno y la BBK tiene el suyo», explicaba el alcalde de Bilbao para justificar su decisión de acceder al principal órgano de gestión de la entidad financiera. El Ayuntamiento de la capital vizcaína tiene un interés directo en ese proceso, ya que es una de las instituciones fundadoras de la Bilbao Bizkaia Kutxa.
Una información además que ponía el dedo en la llaga y que alertaba claramente cuál era el sentido de las palabras del alcalde de la capital vizcaína. “Si Azkuna ha decidido implicarse personalmente en los máximos órganos de decisión de la BBK -además de pertenecer al consejo de administración, estará como vocal en la asamblea, el estamento que debe dar la aprobación final a cualquier propuesta de integración- «es porque en algunos momentos del pasado ha visto en peligro que Bilbao y Vizcaya pudieran tener el peso que les corresponde en la caja fusionada», apuntan algunos especialistas en la materia”.
Vamos que lejos de arredrarse ante la reivindicación alavesa, Azkuna echa más leña al fuego y se declara el paladín de esta pugna entre ciudades y entidades vascas. No debemos olvidar que la Euskadi en que vivimos se construyó sobre un modelo artificial en el que todos los herrialdes tienen la misma representatividad precisamente para evitar conflictos territoriales. Una forma de abordar sin traumas que los alaveses se sintieran identificados con el país y que éste abordara en igualdad de condiciones las distintas sensibilidades existentes. Y los artificios, con el paso de los años, se van cayendo.
La contextualización del nacimiento de la comunidad autónoma vasca es hoy muy distinta a lo que fue hace 30 años (precisamente este miércoles se cumple el trigésimo aniversario de la constitución del Parlamento). Y eso provoca que sobresalgan algunas voces que reclaman superar el pasado y afrontar con decisión los nuevos tiempos.
La situación no es cómoda para las ejecutivas de los partidos; tampoco para el PNV. Pero conviene no olvidar que es Vizcaya el granero donde se nutren los jeltzales de votos y que no están dispuestos a perder por nada del mundo. Y por eso han iniciado con fuerza la precampaña y han puesto a sus pesos pesados a hacer Política. Defendiendo la fuerza de Bilbao y de Vizcaya; y reclamando el lugar que le corresponde por población, economía y situación.
No pueden ceder terreno a socialistas y populares y van a hacer lo imposible por ser más hegemónicos que nunca en Vizcaya. De ahí que hayan vuelto a repetir en sus candidatos principales (Azkuna y Bilbao) y la férrea defensa que estos hacen de las señas de identidad vizcaínas. Y en las próximas semanas asistiremos a nuevos episodios que bien pueden considerarse como una afrenta en los otros territorios. Pero si los jeltzales creen que la Constitución bien puede cambiarse ¿por qué no hacer lo mismo con la inconclusa Ley de Territorios Históricos o el Estatuto?