Hay veces que es mejor no tener una idea. Y miren que digo sólo una. Eso debería pensar a estas alturas el consejero de Industria de la Xunta de Galicia, Javier Guerra, que ayer tuvo la ocurrencia de festejar el ‘Día de la Mujer’ ataviado con una falda, un bolso y una fregona hechos con globos. Tienen ustedes la estampa ante sus ojos, así que es mejor no extenderse en describir tamaña acción.
La cuestión es que sobre el consejero gallego han caído todo tipo de palos, pese a que él sostiene que estaría orgulloso de su ocurrencia “si sirve para dar un paso adelante hacia la igualdad”. Pero mucho me temo que sea el único que vea su representación como un hecho del que pueda considerarse orgulloso.
La mayor parte de las fuerzas políticas creen que el ingenio del consejero gallego deja mucho que desear y consideran aún peor que no quiera dar su brazo a torcer, se disculpe por esta parodia y reconsidere en el futuro este tipo de iniciativas. Por cierto, algo debía saber de su exceso cuando en plena actuación espetó al presidente de la comunidad que no le iba en el sueldo salir al escenario vestido de esa guisa.
“Deplorable” y “bochornoso” son los adjetivos más suaves que le han podido dedicar tras observarle con su peculiar disfraz. La secretaria de Igualdad del PSOE, Soledad Cabezón, ha sido quien se ha empleado con más dureza. “Le pedimos a la señora Cospedal, como secretaria general del PP, que al menos nos evite a las mujeres este lamentable espectáculo de la actitud del consejero del PP”. La imagen dada por Guerra es una manifestación más de “la verdadera cara del PP en lo que a los derechos de las mujeres se refiere”, asegura en un comunicado.
“Si no están dispuestos a luchar contra las discriminaciones de género, al menos no ataquen uno de nuestros derechos fundamentales, nuestra dignidad”, añade Cabezón.
Sin quitarle la razón a la secretaria de Igualdad soicalista, creo que lo mejor que puede hacer el señor Guerra (el del PP, no el otro) es dejarse de celebraciones originales y volver a lo tradicional. que no falla. Un discurso ad hoc sobre el acontecimiento que se celebra, un recuerdo para quienes no pueden disfrutar de ese día y un deseo de mejora par el futuro. Saliéndose del guión, lo único que ha conseguido, además de hacer el más espantoso de los ridículos, es ponerse en evidencia. Y de paso a quienes festejaron su humorada e incluso la bendijeron.