No saben ustedes lo que me ha alegrado hoy al leer la encuesta realizada por la compañía biomédica Pfizer sobre “hábitos de salud sexual entre la población española”. Además de las conclusiones al uso sobre las veces que se hace, se desea o se intenta hacer el amor, el estudio es concluyente en un aspecto que yo venía afirmando desde hace mucho tiempo: En cuestión de sexo, todos mienten. ¡Menudo alivio!
Se puede decir más alto, pero no más claro. “Es evidente que la gente sigue mintiendo al hablar de sexo”, afirma tajante el sexólogo Vicent Bataller durante la presentación de los resultados de la encuesta en la que han participado más de 3.000 ciudadanos de entre 25 y 70 años. “Todos tenemos en la boca que siempre estamos dispuestos a un encuentro sexual, pero no es así”, dice el especialista. De hecho, la falta de deseo se ha convertido en el principal problema de los españoles y afecta a un 52%. “El problema es más acusado en las grandes ciudades, donde la falta de tiempo y el estrés influyen negativamente en las relaciones”, aclara el director del informe.
Vamos que aquello de que los tíos siempre estamos dispuestos para la faena y que las tías disfrutan una barbaridad – mucho más de lo que hacían sus madres- no deja de ser un tópico, además de una mentira flagrante.
Inventos y engaños dominan nuestras relaciones. Una de cada tres mujeres reconoce que en ocasiones es necesario fingir en la cama, sobre todo según aumenta la edad. Es evidente que los machos nos creemos tan machos que es imposible que no dejemos satisfecha a nuestra pareja. Y sin embargo, en una relación sincera las mentiras son imposibles. “Un aspecto fundamental de la vida sexual es la comunicación, expresar lo que nos gusta en este ámbito, tan íntimo y personal. Si en vez de eso, preferimos mentir, nunca mejoraremos las relaciones”, señala Ballater.
El informe asegura que el tiempo que los vascos dedicamos a las relaciones sexuales se sitúa en dos horas y media a la semana, dato ligeramente superior a la media en el resto del país (2,3 horas). En lo que a mí respecta, me sobran algo más de dos horas, así que no sé quién es el guapo que se lleva lo que a mí me falta. Y como todos mienten, premisa con la que he iniciado este post, calculen ustedes en cuanto se queda el tiempo real de nuestras maniobras sexuales.
Eso sí la mayoría de los vascos goza de una buena salud sexual, pero un 22% declara haber tenido algún problema en sus relaciones íntimas durante el último año. La falta de deseo sexual (42%) se sitúa en primer lugar, seguida de la sequedad vaginal (28%), la rutina (25%) y la disfunción eréctil (22%). Vamos lo normal. Y que es cuando menos se usan las herramientas, más posibilidades hay de encontrarlas oxidadas cuando podamos ser de nuevo activos. Y el que diga lo contrario, también miente.