Ya es lo que faltaba. ¿Es que nadie se ha cerciorado al cien por cien? ¿Cómo puede darse un fallo de este calibre? ¿Quién o quiénes son los responsables? ¿Y quién va a dar explicaciones a la familia? Porque eso es lo que procede cuantos antes. Además de seguir la búsqueda, por supuesto.
La cuestión es que alguien se ha equivocado gravemente. Y el daño ya está hecho. El cadáver encontrado el sábado en Haití y que fue identificado como el de la segoviana Pilar Juárez no se corresponde con el de la funcionaria española de la Unión Europea (UE), informó el Ministerio español de Asuntos Exteriores. El cadáver fue hallado en el edificio al que Pilar Juárez había acudido para una reunión cuando se produjo el terremoto.
Un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación ha informado este domingo de que la primera identificación había sido llevada a cabo por UNPOL (Policía de Naciones Unidas) pero que debido al “mal estado de los cadáveres” se produjo un error en la identificación del cadáver identificado como el de Pilar Juárez. ¿Y ahora?
Ahora, nada. Porque lo más probable es que la funcionaria esté muerta, por desgracia. Son muchos días ya los transcurridos para que no haya podido dar la voz de alarma. Pero el desenlace no debía haber sido el que se ha comunicado. Si no había certeza absoluta ¿por qué dar la noticia? ¿Qué prisa había? ¿Es que no tienen ya suficiente zozobra los familiares como para encima añadir más tensión?
Supongo que es difícil, muy difícil, el trabajo de los equipos de rescate. Pero un error de este calibre es imperdonable, aun reconociendo las dificultades por las que están pasando los voluntarios que trabajan en la zona del terremoto en Haití. Todo es entendible. Pero me pongo en el lugar de la familia y se me hace difícil digerirlo. ¿Por qué se ha comunicado el hallazgo del cuerpo de Pilar Juárez sin haberlo comprobado al cien por cien? ¿Qué va a pasar ahora? ¿Alguien va a pagar por ello?