Nuevamente me tengo que poner en plan cascarrabias. Porque hete aquí que después de 30 años de gobierno nacionalista y presupuestos de derechas, nos enteramos de que son precisamente los socialistas, y quienes les apoyan, los que han preparado unas cuentas muy poco sociales. Esto es lo que aseguran, al menos, los sindicatos nacionalistas que siguen con la política de confrontación con el Ejecutivo vasco, al que recibieron con uñas y dientes desde los primeros días de su toma de posesión.
Los sindicatos ELA, LAB, ESK, STEE-EILAS, EHNE e HIRU se manifestarán el próximo viernes en Vitoria para mostrar su denuncia y rechazo al proyecto de presupuestos generales de Euskadi para 2010, una protesta que finalizará ante el Parlamento vasco donde entregarán un documento con sus posiciones. La movilización se inscribe en la campaña de protestas que iniciaron en septiembre pasado para exigir a las instituciones vascas y navarras otras políticas de lucha contra la crisis.
Según han explicado los secretarios generales de ELA, Adolfo Muñoz, y LAB, Ainhoa Etxaide, con su protesta en Vitoria exigen “otros presupuestos” más solidarios y sociales y no “neoliberales y de derechas” como los presentados.
Es curioso que fuerzas tan progresistas como las que firman el acto de protesta nunca se hayan enfrentado a los gobiernos del PNV, pese a que las políticas defendidas por estos últimos eran tanto o más conservadoras que las que ahora se pretenden sacar adelante. Pero llueve sobre mojado. Claro que es legítimo (e incluso necesario) que los sindicatos vigilen las cuentas y traten de ver hacia dónde pretende hacernos ir el Ejecutivo. Lo que no se entiende es que hayan esperado tanto tiempo para mostrar su posición contraria.
Y todos los argumentos que podían emplear para sumar a otras fuerzas al carro de las propuestas, se desarman porque obedecen, sobre todo, a razonamientos políticos y no laborales. Con sus protestas, los sindicatos nacionalistas pretender oponerse porque sí a las cuentas del Ejecutivo. Lo mismo que hicieron cuando convocaron la huelga a escasas semanas de que el líder del PSE hubiera tomado posesión del sillón de Ajuria Enea. Y más insostenible parece esta posición cuando se han negado sistemáticamente a entablar ninguna conversación con los representantes del Gobierno para tratar de llevar a buen puerto el diálogo social.
‘Al enemigo, ni agua’. Es el lema que han escogido los sindicatos nacionalistas que parecen olvidar que su principal cometido es velar por la seguridad de los puestos de trabajo, las mejoras salariales y la provisión de nuevas contrataciones para el futuro. Pero no debe ser tan divertido como zaherir al Gobierno como si fuera el muñeco de feria. En definitiva, para ELA, LAB, ESK, STEE-EILAS, EHNE e HIRU, “hay motivos para que la gente salga a la calle, hay motivos para reclamar, porque otras políticas se pueden hacer”. Sobre todo si las firma un gobierno no nacionalista.