Nos empeñamos en hacer las cosas más difíciles de lo que son. La existencia humana parece abocada a complicarse la vida. Son varios los ejemplos de nuestra estupidez. Uno de ellos se repite (¡cómo no!) en el metro de Bilbaoel metro de Bilbao . No digo que no pueda suceder en otros medios de transporte, pero en éste doy fe de que ocurre.
Los gestores del metro descubrieron hace unos meses que cuando el tren iba con altos índices de ocupación, algunos clientes tenían dificultades para sujetarse a la barra central situada delante de las puertas de acceso de los coches. Por eso, colocaron agarraderos en el interior. Los nuevos asideros tienen una barra fija central de aluminio de la que salen varias extremidades metálicas para mayor posibilidad de sujeción. Se pretendía que el usuario viajara “con mayor comodidad”, según justificaban desde la empresa. Quizá sea así, cuando los coches van saturados, pero resultan un estorbo en otras circunstancias. Probablemente porque nos empeñamos en complicarnos la existencia..
A escena. Todos los asientos del coche están ocupados; incluso alguno de los abatibles también. Hay pocos lugares donde uno pueda apoyarse, así que esa barra fija situada en el centro de la plataforma de entrada es como un imán para muchos viajeros. Hay sitio junto a la ventana y en el fuelle que une los coches, pero siempre hay un par de personas que se instala bien sujeta a la barra. Total que entre los asientos abatibles ocupados, las dos o tres personas que viajan asidos a la barra y los otros dos que se empeñan en ir pegados a la puerta, el acceso de un coche a otro resulta casi una carrera de obstáculos.
Y no te cuento cuando el convoy está a punto de parar. Tú vas junto a la ventana y ves la maniobra. Tres personas de las que estaban sentadas van a dejar el tren. Tú que estás cansado y quieres seguir el trayecto sentado, te dispones a ocupar uno de esos sitios, pero entre los que pretenden bajar, los tres pegados a la barra y los cuatro sentados en los asientos abatibles no puedes acceder al pasillo de asientos. Y justo por el lado opuesto, contemplas como tres señoras que acaban de entrar ocupan los tres sitios a los que tú aspirabas. “Para mayor comodidad del usuario”. Grrrrr¡