Escopeteros en los barcos. La actuación de los piratas en aguas de Somalia donde trabajan los pescadores vascos sigue trayendo de cabeza a los armadores. La decisión de Interior por la que se autoriza el uso de armas largas en las embarcaciones pero con vigilantes del sector privado, no satisface a los profesionales. Los armadores insisten en reclamar la presencia militar en sus naves, porque la consideran mucho más efectista y efectiva para atajar la piratería.
El director gerente de la Asociación Nacional de Armadores de Buques Atuneros Congeladores (Anabac), José Ángel Angulo, reconoce haber quedado “perplejo” por las declaraciones del secretario de Estado de Defensa, Constantino Méndez, que hoy ha dicho en Vitoria que los buques atuneros que faenan en aguas del Océano Indico tendrán la posibilidad de contratar servicios de seguridad privada que podrán usar fusiles de largo alcance. Sólo se sienten seguros con la intervención de los militares, profesionales con acreditado adiestramiento en el uso de este tipo de armas. Y para reforzar su argumento, insisten en poner de ejemplo a Francia o Bélgica, países en los que la presencia militar en los buques e instalaciones privadas está regulada por ley.
Sin embargo, España no permite por ley que los mercantes y los pesqueros lleven protección militar, que se deja en manos del sector privado con las limitaciones que tienen además para el uso de ese tipo de armas. Es decir, que sólo el legislativo podría dar la vuelta a esta situación para que los pesqueros faenaran con la debida protección frente a los piratas del mar.
No hace muchos días, la ministra de Defensa insistía en que quizá los armadores debían considerar su presencia en aguas donde no pueden ser protegidos, porque la Armada sólo podía concentrar su actuación en puntos muy determinados. Ante este argumento, los pesqueros aseguraban que debían buscar el sustento más allá de los lugares donde se pescaba hace una década, por ejemplo. Y que los caladeros se sitúan en lares hasta ahora desconocidos y que se veían obligados a ir hacia donde se encuentra la pesca. Supongo que habrá un punto intermedio que satisfaga las aspiraciones de unos y la disponibilidad de otros. Aún es posible el acuerdo.