De vuelta a la ‘normalidad’. Y no lo digo precisamente por mi reaparición en este espacio, sino por algo más preocupante: la vuelta de la violencia callejera en las calles de Euskadi. Y de verdad que siento mucho tener que comenzar el nuevo periodo de cascarrabias volviendo a recordar episodios que parecían ya superados. Pero es lo que hay en este país en el que vivimos.
Una docena de contenedores han sido quemados esta madrugada por desconocidos en distintos puntos de Azkoitia en un acto de kale borroka. El consejero vasco de Interior, Rodolfo Ares, no tiene ninguna duda. “Todo apunta a que se trata de un nuevo acto de violencia callejera”. Resulta de agradecer la claridad del consejero porque estos días las cosas no parecían tan claras en su departamento ante los claros indicios de que había un rebrote de violencia callejera en algunos de nuestras localidades más emblemáticas, como en el caso de Zarautz donde también resultaron quemados treinta contenedores.
Era un caso de violencia espontánea politizada, según declararon responsables de la Ertzaintza sobre este suceso, con lo que parecían negar que se trataba de lo que siempre se ha llamado kale borroka. Pero en las últimas semanas han tenido lugar ataques, con quema de contenedores en Zarautz, camiones en Andoain, una oficina de Correos en Zalla y de nuevo quema de contenedores en Azkoitia.
“Parece que hay interés en rebrotar la violencia callejera en las fiestas de Euskadi y por eso los autodenominados dirigentes de la izquierda abertzale deben condenar los episodios de violencia callejera de los últimos días”, ha subrayado Rodolfo Ares.
La Ertzaintza, que ya ha abierto las investigaciones para identificar a los autores del ataque de Azkoitia, también cree que este nuevo acto de kale borroka ratifica “la intención de personas del entorno abertzale radical de hacerse presentes en el marco de las fiestas de las localidades vascas, por lo que va a redoblar su esfuerzo de vigilancia durante las próximas semanas para atajar estos ataques y detener a sus autores”. Amén.