No me extraña que alguien haya elegido el fenómeno ‘Belén Esteban’ como argumento central de una tesis doctoral. Porque de verdad que lo de este país es para mirárselo; pero bien mirado. O para operarse de los dos ojos. Porque no se puede explicar con términos razonables por qué esta señora ha llegado a cautivar el corazón de miles de personas de este país.
Una señora de la que no se conoce ningún mérito académico; pero que ha llegado a la fama (esa que solo se alcanza a través de la televisión) tras cautivar a un hombre, romper con él y publicar a troche y moche todo tipo de sandeces y memeces sobre la vida que han llevado en común, sus miserias y sus alegrías. Y como el hombre también estaba en el candelero, pues ella se está forrando con su sola aparición en los platós televisivos. Según aseguran los conocedores del asunto, actualmente Belén esteban ingresa unos 24.000 euros al mes por su participación en el programa de Ana Rosa. Es decir, que en cuatro meses cobra más que el presidente del Gobierno, José Rodríguez Zapatero, en un año: 89.303,24 euros. Unos ingresos con los que aseguran que se ha comprado en Miramadrid (Paracuellos del Jarama, al noroeste de la capital) un chalé valorado en 600.000 euros.
No está, pero que nada mal. Este país es expléndido, que decía la publicidad de una marca de licores. Y así lo demuestra con sus ‘populares’, gente que vive del oficio de salir en la tele, sin apenas formarción y cultura, pero que cautiva sin saber bien por qué a miles de personas que siguen embobadas sus peripecias ante las cámaras, las revistas y otras publicaciones del corazón.
La historia de Belén Esteban comienza en el año 99 cuando abandonó su vida anónima, enamorada del torero de moda, Jesulín de Ubrique, con el que tuvo una hija, Andreita; la posterior separación y las cuitas de uno y otro aparecuieron en letras de moldes y en las pantallas de televisión. Y a partir de ahí, el romance y la ruptura la catapultaron hasta convertirla en un fenómeno televisivo, al que medio país sigue con pasióny que se atreve a copresentar un programa a pesar de su evidente falta de preparación.
Y si se opera las tetas, o la nariz o la cara hace de ello un negocio que le rinde sus buenos beneficios. ¿Y qué sabe hacer? Nada. Siimplemente, verdulea ante las cámaras, y sin vergüenza alguna y sonrojo arremete contra todo hicho viviente. Ya se sabe que en esto de la verdulería, cuanto más desperpajo se tenga, mejor para el negocio. Y ella lo demuestra día a día. Y no digo nada de las caras que pone la interfecta, que me río yo de las películas de gansters. Va perdonando la vida a todo awuel que osa a meterse con ella.
Así que una estudiante de Sevilla ha decidido ahora abordar este fenómeno y tratar de explicarlo con cierta cordura. Según la autora, “la ausencia de una escala de valores compartidos en la sociedad ha generado un hueco que ha sido llenado por la lógica capitalista, la ley de la oferta y la demanda sobreponiéndose incluso a los valores cívicos, en correspondencia con la definición de Frederick Jameson del postmodernismo como la «lógica del capitalismo tardío». Belén Esteban sería pues un personaje postmoderno, por sus varias posibles lecturas, que encarnaría las contradicciones de una época en la que prima el mercantilismo, y propiciando el debate en la sociedad.[ La idea de Belén Esteban como heroína post-moderna, no tiene por tanto, una consideración necesariamente positiva, especialmente para aquellos más críticos con el sistema económico del post-modernismo”. ¿Se han enterado ya del encanto de esta señora?