Creo que ya he tocado este tema en alguna ocasión. Pero a la vista de algunas de las cosas que han pasado hoy en varios puntos de la geografía vasca con la nieve, siento una tremenda preocupación. Menos mal que nos encontramos en una latitud media, y a poca altitud. A excepción de la capital alavesa, acostumbrada a dos o tres nevadas al año, el resto de las poblaciones vascas apenas si ven el blanco manto durante todo el año. A lo sumo, una suaves copos que casi nunca acaban por cuajar y que adornan las campas y los montes. Pero en esta ocasión hay nieve.
Y, como siempre que cae una copiosa nevada, nos coge sin prepararnos y provoca grandes complicaciones en las carreteras, en especial. Y digo yo si la previsión era de nieve ¿por qué nuestras autoridades no han desplegado los efectivos necesarios para evitar esos problemas? Solo encuentro tres posibles razones: No se creen las previsiones de los servicios meteorológicos; prefieren obviarlas o ni disponen de los efectivos precisos. Sin embargo, de inmediato pienso que no es ninguna de estas alternativas, Más bien, que esperan a ver lo que pasa, porque por un día de caos tampoco nadie les va a poner en la picota.
El oficio de gobernar tiene mucho de planificación y de previsión. Por si acaso, deberían haber tomado cuantas medidas consideren precisas para mitigar los efectos de las nevadas. Echar la sal correspondiente en las carreteras -al menos en los puntos que todos sabemos que se pueden colapsar-, disponer de quitanieves en los altos y desplegar a los efectivos de emergencia. ¿Ustedes han visto algo de esto?
Como digo, siempre es mejor esperar a ver si de verdad nieva, se producen problemas en las carreteras y el personal se cura en salud y se queda en casa. Pero claro, así no hay manera y pasa lo que pasa. Cuatro copos provocan tantos problemas en Euskadi, como si estuviéramos en Siberia. Y digo yo que no ha caído ni una octava parte de las precipitaciones que han paralizado Washington, donde casi es explicable que la vida se haya visto totalmente alterada. Pero aquí…
Lo que sucede en la capital alavesa también se las trae, Los planes preventivos del Ayuntamiento no consiguen evitar que la ciudad sufra las consecuencias de las nevadas y la que ha caído hoy es una de las más fuertes de los últimos veinte años. Las calles están intransitables, aunque hay que reconocer que el Ayuntamiento ha dispuesto todos sus efectivos para conseguir efectos menos perniciosos. Aún así es difícil despejar del blanco manto las aceras gasteiztarras. La circulación sufre las consecuencias del temporal y se hace casi imposible.
No hay forma humana de que la nieve no invada las carreteras de la ciudad, donde los vehículos circulan con muchas dificultades. Hasta el punto de que se hace más fácil el tránsito por la autovía, que por las calles de la capital alavesa. Plan tras plan, el Ayuntamiento se estrella contra una muralla blanca, que no hay forma de atajar. ¿Cómo se arreglan entonces en los países nórdicos o en Canadá, por ejemplo, donde la nieve es algo casi habitual en la vida cotidiana? Un misterio.
Recomendaría a nuestras autoridades que se dieran una vuelta por esos lugares para conocer de primera mano por qué aquí nos colapsamos a nada que se nos tapa la calle con el blanco manto. Y ahora prepárense para lo peor. A la nevada de hoy, le sucederá el hielo.