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Ángel Lázaro

El cascarrabias

De Blázquez a Munilla, pasando por el PNV

Iglesia, Euskadi y nacionalismo. Tres elementos, que no trilogía. Uno a uno que no suman tres. De “un tal Blázquez” a “más a la derecha sólo está la pared”. Los relevos en la cúpula de la Iglesia en Bilbao (hace catorce años) y en la de Donosti (se anuncia la llegada de José Ignacio Munilla) tienen un denominador común: el nacionalismo está de uñas. Y, más concretamente, los relevos sublevan al PNV que asegura que sólo pretenden “desarraigar” la Iglesia vasca.

No quería meterme en este jardín y, menos aún, pisar algunas flores.. Al fin y al cabo, la Iglesia es muy libre de elegir a sus dirigentes, y mientras estos se dediquen a la labor pastoral, poco o nada me importa su designación. Más cuando me coloco del lado de quien defiende una sociedad laica y plural que coloca la religión dentro de la esfera privada de cada individuo. Y por la misma causa, me incomoda que los sectores religiosos se pronuncien sobre leyes y principios que nos afectan a todos por igual. En la Iglesia, que dicten sus normas; pero no en la sociedad civil.

Sin embargo, el recibimiento que ha hecho el nacionalismo del nombramiento de Munilla como obispo de San Sebastián no deja de llamarme la atención. Nunca superará la frase con que recibió Xabier Arzalluz la designación de Ricardo Blázquez para la diócesis de Bilbao. Aquel ‘un tal Blázquez’, pronunciado con tanta mala intención ,dejó a las claras el malestar del PNV por la decisión de la jerarquía eclesiástica en colocar a un prelado de menos perfil vasco en una de las diócesis de Euskadi, cunado había otros candidatos más afines al mundo jeltzale, como podìa ser el actual obispo de San Sebastián Juan María Uruiarte.

Ahora sucede lo mismo. La decisión de Antonio María Rouco Varela de colocar a un conservador como José Ignacio Munilla al frente de la diócesis donostiarra ha despertado los recelos del mundo nacionalista. Y es Joseba Egibar quien se ha distinguido por su especial recibimiento al nuevo prelado, al que tachó de “ultraconservador”. “No hay nada más a la derecha”, dijo Egibar, que no se conformó con criticar el nombramiento, sino que habló de una estrategia clara desde la Conferencia Episcopal de Rouco Varela para “despersonalizar, desafectar y desarraigar” a la Iglesia vasca porque tiene “excesiva personalidad”..

El nombramiento se hizo público a primera hora de la mañana de ayer desde el Vaticano y supone un considerable ascenso para José Ignacio Munilla, titular de la diócesis de Palencia desde el 2006 y, con 48 años, el obispo más joven de España. San Sebastián ha sido considerada tradicionalmente una de las plazas más complicadas para la jerarquía eclesiástica española, marcada por el influjo de un clero mayoritariamente nacionalista. Apenas se conoció el nombre del preladoe que sustituirá en enero a Juan María Uriarte se produjo un cataclismo en las filas del nacionalismo vasco.

Mientras José María Uriarte, gran conocedor de la sociedad vasca y de los entresijos que se mueven en torno a ella y los partidos nacionalistas, instó a que se reconozca a Munilla “como legítimo `pastor” desde el inicio de su ministerio. “La Ley Universal de la Iglesia reconoce al Papa, su pastor universal, la autoridad y responsabilidad de nombrar libremente a los obispos o confirmar a los que han sido legítimamente elegidos”, explicaba el prelado donostiarra en un comunicado. También resaltó que el nuevo obispo deberá ser “vínculo visible” de la comunidad donostiarra “con todas las diócesis del mundo y con la diócesis de Roma y su pastor”. Y en esas vocación universal no caben adjetivos de vasca o española, como si ambos fueron antagónicos como algunos se empeñan en demostrar.

Por Ángel Lázaro

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