Después de la última muerte en España por gripe A ocurrida ayer, la decimosexta desde que hace cuatro meses comenzó la pandemia, el Gobierno insiste en lanzar un mensaje de calma. “Estamos en 34 casos por cada 100.000 habitantes; es una incidencia baja con respecto al pico de gripe estacional”, ha asegurado el secretario general del Ministerio de Sanidad, José Martínez Olmos, quien ha precisado en una entrevista en la Cadena Ser que un pico de 64 por cada 100.000 habitantes sería “preocupante”.
Tengo la sensación de que comienza a instalarse entre la población otro peligroso virus, mucho más contagioso que el de la gripe A o el de la gripe común: el de la desconfianza. La sabiduría popular es muy sabia y, la verdad, sea dicha ya ha quien tiene la mosca detrás de la oreja, en la nariz y hasta en las cejas. El mosqueo puede ser, además, peligroso.
Y los políticos, la verdad, no contribuyen a mantener la calma entre los habitantes de este país. La tensión política sobre la gestión de la crisis se ha elevado en los últimos días. El PP insiste en pedir la comparecencia de la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, en el Congreso y ha exigido un “criterio común” en todas las comunidades para afrontar el calendario escolar y la dispensación de medicamentos. Martínez Olmos ha calificado al PP como “parte de la solución” y le ha exigido que “no politice” la gestión de la crisis porque “no lo entenderían los ciudadanos”. “No por gritar más al Gobierno se va a acabar antes con el virus”, ha afirmado.
Los datos avalan el mensaje de tranquilidad del Gobierno. En España la tasa de mortalidad es del 0,038%, frente al 0,18% de la gripe común en 2008. Además, en EE UU la mortalidad de la gripe A llega al 0,5%, en Canadá al 0,4% y en México al 1%.
Según ha explicado Martínez Olmos, el conjunto de decisiones tomadas hasta el momento han sido “habladas con todas las comunidades”. En su opinión no hay razones para retrasar el curso escolar, como ha propuesto Navarra, porque las “evidencias científicas” no lo demuestran. “Somos partidarios de actuar de forma proporcionada. No hay argumentos para alterar la vida cotidiana de las personas”, ha asegurado el secretario general del Ministerio de Sanidad.
Ya saben que hay quien tiene fe ciega en el refranero. Y comienza a extenderse aquello de “cuando el río suena….agua lleva” ¿Qué quieren que les diga? A escasas semanas de que entremos en los meses peligrosos, no tengo nada claro qué es lo que procede hacer. Siempre he confiado en lo que las autoridades nos han transmitido (supongo que aún sigo haciéndolo), pero comienza a entrarme cierto desasosiego sobre lo que sucederá cuando el ambiente sea propicio a la extensión de la epidemia. Y soy de los que cada invierno sufre la correspondiente gripe (o lo que sea). Así que me temo que alguna papeleta me caerá en esta rifa. Sólo espero que en esta ocasión, la alarma se quede simplemente en eso: en un simple rebato sin ninguna consecuencia. Amén.