El cascarrabias no tiene más remedio que subirse al tren rojiblanco. Toda la ciudad (en realidad toda la provincia y toda Euskadi) está pendiente hoy del partido del Athletic. Guste o no el fútbol, todos nos hemos puesto la camiseta rojiblanca y en nuestro ánimo sólo existe un sentimiento: ganar sí o sí. No queremos ni pensar en otra cosa. ¿El adversario? ¡Qué más da! Tiiene que estar temblando el Sevilla (supongo que en la ciudad hispalense también piensan en la victoria, pero el partido de la afición ya lo hemos ganado porque no hay ni punto de comparación).
No recuerdo nunca que Bilbao se haya engalanado de esta forma para un partido de semifinales. Evidentemente, la final es otra cosa. Pero estamos tan convencidos de que vamos a pasar que ya nos hemos comenzado a preparar para la final del 13 de mayo en Valencia. Los jugadores tienen que sentir este pulso ciudadano y hacer lo imposible para remontar el 2-1 de la ida y satisfacer, no solo a la parroquia, sino a toda Euskadi. Al fin y al cabo, la final la jugaban el Athletic y otro equipo. Así era y así va a ser. Los leones de San Mámés van a comerse al rival (Del Nido se equivoca cuando asegura que los sevillanos piensan devorar hasta el rabo del león).
Hoy no hay en esta ciudad con sentimientos negativos. El rojo y el blanco saludan a vecinos y forasteros y anticipan lo que va a pasar a las 21.45 horas cuando Mejuto pite el final del encuentro. La explosión de júblico se va a oír en toda España. No en vano el Athletic era también el segundo equipo de los aficionados al fútbol. Hoy solo toca ganar. ¡Aupa Athletic!