La verdad, no voy a decir que me sorprenda. Arzalluz y Anasagasti son dos políticos nacionalistas sobradamente conocidos que, casi siempre, dan magníficos titulares para los periódicos. Vamos, un chollo para todos los medios de comunicación, ávidos de palabras altisonantes. Aunque el primero vive una jubilación feliz, parece contradecir con sus palabras ese estado al que todos aspiramos en cuanto nos ventilen en nuestras empresas. A su edad puede permitirse ciertas licencias, aunque en realidad en los últimos 25 años -en la plenitud de su estado intelectual- ha soltado exabruptos dignos de figurar en el libro de los records.
La última perla la soltó ayer, en la sede de su partido, cuando conoció los datos electorales y se puso en duda que Ibarretxe pudiera sostener un gobierno en Ajuria Enea. Falta un escaño para formar un gobierno cuatripartito (Aralar, EB y EA darían sus siete votos a los 30 que tiene el PNV) y se cuestiona el color nacionalista del próximo Ejecutivo vasco. Pues bien, Arzalluz bramó (como hace casi siempre) y soltó un escandaloso comentario. “No son unas elecciones limpias, sino unas elecciones trampa”. Aludía de esta forma a la ausencia de una lista abertzale, que la Justicia ha impedido por contaminación con la banda terrorista.
El senador Anasagasti -uno de los miembros del PNV en activo en la Cámara Alta- tampoco se ha quedado manco en sus declaraciones, por ejemplo, a la Cadena Ser. Con bastante mala leche -no sólo es mi apreciación personal, sino de la mayor parte de los tertulianos de la emisora, donde hay significados defensores del nacionalismo-, el senador nacionalista ha mostrado su desacuerdo, e incluso su indignación, por impedir a la izquierda radical presentarse a estas elecciones. “Este Parlamento va a ser cuestionado fortísimamente”, ha declarado Anasagasti.
El jeltzale insiste en su blog en cuestionar los resultados de las elecciones. “Como los malos árbitros sacan jugadores y equipos del campo de juego, dejando al Parlamento vasco sin una fuerza política a la que ilegalizan de una tacada llamando al juez Garzón, que lo mismo te cierra una herriko taberna que se va de cacería con el ministro de Justicia”, escribe en su bitácora.
La reacción parece más propia de un perdedor que de alguien que haya ganado los comicios, (como así asegura en su blog) y como aprecian los citados tertulianos. Apreciación con la que me declaro totalmente de acuerdo. Es más, yo le reprocharía que pusiera en duda el resultado de las urnas. Puestos a beneficiarse de la situación, también parece que el PNV ha recibido algunos de los escaños de ese mundo radical. Y s ino lo creen estudien con cuidado los datos que se dan en el Correo digital . Menudos cascarrabias, por no llamarles otra cosa.