Lo contaba el otro día Octavio Igea en El Correo “La protectora de animales de Artxanda se queda sin local y un centenar de perros corre el peligro de quedarse en la calle. El Ayuntamiento de Bilbao, propietario de los terrenos donde se asienta el Centro de Acogida y Adopción de Perros y Gatos de Vizcaya (Capegabi), tiene previsto desalojar la zona para dedicarla a otros usos a lo largo del próximo mes de febrero, por lo que voluntarios y trabajadores del centro han iniciado una desesperada campaña para encontrar ‘familias de acogida’ para los canes, mientras dan con un nuevo recinto a donde poder llevarlos”.
En estas últimas horas, en una carrera contrarreloj, los gestores del centro tratan de disponer para sus animales de unos hogares en condiciones hasta que el Ayuntamiento disponga de los nuevos locales de acogida. Y ya han conseguido cerca de media docena personas que colabore en esta iniciativa.
Vaya por delante. No tengo perro y no tengo intención de tenerlo, por lo menos hasta que pueda disponer de una casa en condiciones donde el animal y mi familia puedan convivir en perfecta armonía. No creo que un piso de 85 metros cuadrados sea el mejor hábitat para un animal. Allá el que piense lo contrario y mantenga una mascota en su domicilio. Solo pido que tengan en cuenta que hay gente que no se siente a gusto con un perro olisqueando a su alrededor.
Espero que culmine con éxito el desesperado intento de la protectora Capegabi para alojar al centenar de perros que ocupa ahora el recinto de Artxanda. Nadie ha explicado qué va a pasar con los animales si, por desgracia, no consigue que la gente se haga cargo de ellos o no encuentren un local en condiciones.
De todas formas, a tenor de este tipo de noticias parece que nuestras autoridades municipales padecen de cierta insensibilidad hacia los animales. Algunos tienen más mala leche que este cascarrabias. Hace algo más de veinte años, un alcalde correligionario de Azkuna permitió, en una situación similar, que se sacrificara a una veintena de canes. Si esto sucediera ahora, el escándalo daría la vuelta al mundo.