Segunda y última parte de la crónica de observación de Angel L. Huelmo con un telescopio modesto y económico, el Bresser Skylux 70/700, tercera entrega de la serie. Angel entra en casa debido alfrío -estamos en invierno-. Con un telescopio grande, probablemente ahí hubiera acabado la cosa pero uno chiquitín te permite retomar la observación cuando te vuelva a apetecer. O dar por terminada la sesión donde quedo, sin tener que pasar un rato recogiendo.
A destacar la frase con la que cierra su relato: “La astronomía no está en el telescopio. Está en el cielo. Es el observador quien debe hacer astronomía. Con qué instrumento lo haga, es irrelevante.”
Para entonces, me había quedado frío. Parece que por estar en casa, en la terraza, uno pensara que no tiene por que abrigarse. Pero fuera no hay calefacción, y si sólo llevas una chaqueta ligera a -2º y te pasas hora y media quieto observando, al final te quedas frío. Dí por terminada la observación. Ya tenía los dibujos que quería. Ahora tenía que hacer tiempo hasta que subiera Marte para meterle una sesión de 40 cms. Me metí en casa, y me puse a programar el futuro Go-to para Arp (su telescopio reflector de 61 cm). Ahhh, dios, tengo que admitir que tener el calorcito de una mesa camilla a 15 metros del telescopio es una gozada, sobre todo cuando pecas de ingenuo y te tiras dos horas sin abrigo suficiente.
A las 2 de la mañana, salí de nuevo con ganas de Marte. Y al montar a Feckner (su telescopio reflector de 40 cm), me di cuenta de que me había dejado los tornillos de los trusses en el coche. Eché un vistazo a Rigel con el Lidlscopio a 140x, y decidí que no valía la pena bajar a por ellos. Incluso con 7 cms de diámetro, la imagen bailaba considerablemente. No tenía mucho sentido meter el 40 cms con ese seeing.
Pero tenía ganas de observar, así que ya de puestos, y mejor abrigado, me senté de nuevo tras el zurulloscopio. Otra horita aprovechada, y que de otro modo tal vez habría perdido. No importa lo pequeño que sea el instrumento si permite aprovechar estos ratos de cielo cutre y situaciones comprometidas.
Con cierta reticencia, apunté a Marte. Con el mal seeing que había en la zona de Rigel, y la mediocridad óptica de este telescopio, era un mero trámite antes de seguir buscando otros objetos. Casi ni me apetecía intentarlo ante las pobres expectativas, pero me daba palo decirme a mí mismo que ni me había molestado en mirarlo. Metí el Nagler 5 (pronto será un simple Plossl 5).
Y ¡COÑO! vaya sorpresa…
Hay un halo de luz alrededor del planeta por culpa del problema de borde del objetivo (además del habitual espectro secundario). La imagen que rodea al planeta es “sucia”, pero el planeta en sí se ve mejor de lo previsto (igual que Rigel mostraba patrón de difracción en los momentos estables). Se ve el polo con sorprendente comodidad, así que senté el culo en la silla para dedicarle media hora de atención al planeta. Sorprendido. Hombre, no es que fuera una imagen para tirar cohetes, pero es que mis expectativas eran tan bajas que me pilló con el pié cambiado.
Se aprecia muy bien el polo, pero también se ve la región de Hellas mucho más clara de lo que recuerdo haberla visto en otras oposiciones. Bajo ésta, se recorta bastante bien el Syrtis Major. En ocasiones me parece ver una zona clara en el terminador, tal vez brumas del amanecer, pero el seeing es malo, y no me atrevo a confirmar. No hay más detalle, pero me doy con un canto en los morros. Es más de lo que estoy viendo con el 40 cms… porque está desmontado. Tengo los tornillos en la cochera y no me apetece bajar a por ellos.
Con un gran sabor de boca, volví a poner el Plossl 25 y apunté a M35, en Gemini.
Me dirigí entonces a M37, en Auriga.
La zona central de cochero es una región fascinante que explorar con 2º de campo, aunque sea bajo cielos suburbanos y con un telescopio como este.
Llegué a M36, que tiene estrellas brillantes y destaca mucho en el campo estelar. Tiene forma de tridente, y se ve realmente compacto. Estos aumentos tan bajos le hacen un verdadero favor a los cúmulos. Aunque con tan poco diámetro, las estrellas más débiles son difíciles de ver y dan un toque neblinoso a la imagen. Esta vez el número de estrellas no me parece excesivo, y me animo a hacer un dibujo, previo análisis de lo que ofrece el objeto.
Subí a 75x y estuve un rato analizando las cadenas y concatenaciones de estrellas más débiles. Necesito aumentos un poco más elevados. Con polución luminosa, es importante reducir la pupila de salida para tener un fondo más oscuro, y mejor contraste de la imagen. El número de estrellas visibles a 75x se multiplica respecto de las visibles a 28x. No es cuestión de escala de imagen. Es cuestión de contraste adicional por la mayor oscuridad de fondo que da este aumento.
Una vez familiarizado con el campo, dibujito al canto. Sin demasiada pretensión, ni demasiada dedicación. De nuevo, se trata sólo de representar el aspecto que tiene el objeto al telescopio. Nada más.
El dibujo es este:
Muy cerquita de M36, casi en el mismo campo, está M38. De hecho, en el Panoptic 24 entran los dos al mismo tiempo, pero cortados por la mitad (es una zona espléndida en el campo con el 15 cms y el Nagler 31, 3.4º).
Hmmm, similar a M37. Como cúmulo es mucho mejor que M36, más rico y concentrado, pero sus estrellas son más débiles que las de M36. No tiene estrellas brillantes para este telescopio, y causa una impresión tenue y algo neblinosa. Está bien, como M37… pero para este telescopio son mejores cúmulos más ricos.
Para rematar, se me ocurre hacer una prueba con galaxias.
Primero busqué NGC 2903. Reitero lo dicho antes, NGC 2903 es más galaxia que la mitad de las Messiers. Hay que perder el miedo a esas siglas, porque tras ellas se esconden algunos de los mejores objetos del cielo, incluso para telescopios modestos.
Por desgracia, Marte está tan cerca que la superficie brillante del interior del portaoculares de la que hablaba en el (ya lejano) inicio de esta crónica, me molesta sobremanera. No dejan de aparecer reflejos groseros del planeta en donde debería estar la galaxia, y decido dejarla para otro momento. Ojo, no tiene nada que ver con que sea un NGC. NGC2903 es brillantísima, y está de sobra al alcance de este instrumento (se ve en el campo en buscadores de 30 mm). Símplemente, con Marte tan cerca y los reflejos del porta, hoy no es la noche.
Bajo un poco, y me dirijo a M65, M66 y NGC 3628 en Leo.
Fáciles de localizar, al lado de un trío de estrellas muy característico. Esta zona del cielo está particularmente pobre. Está bastante más baja, y hay más luz por la cercanía de los barrios del pueblo. Hay también un poquito de bruma que causa más dispersión luminosa de la habitual. El fondo de cielo es clarísimo, y en un primer momento me digo “no, hoy no va a ser la noche, hay que esperar a que suba más, y ya tengo sueño”. Pero según lo estaba pensando…. zas, aparecen dos borroncitos. Son tenues, pero se ven con comodidad con visión directa. Subí a 75x buscando más oscuridad de fondo, y la imagen ganó considerablemente.
No hay mucho que ver. El campo es simple. Mucha claridad de fondo en esta zona, borrando las estrellas más débiles. M65 y M66 se ven bien. NGC 3628 no aparece en estas condiciones. Me da la impresión de verla en algún momento dando balanceos al telescopio, pero algo tan dudoso no lo doy como detección.
Aprovechando lo simple que es el campo, agarré la libreta, y dibujé también estos objetos, aunque el dibujo tiene muy poca cosa:
Hmm, había quedado muy satisfecho. Una noche bastante guarra que habría perdido de otra forma, ha terminado en tres horitas bajo el cielo, y con cuatro dibujos, representando 6 Messiers. Sólo quedan 104 más.
Entré a casa, y me puse a contemplar los dibujos mientras entraba de nuevo en calor antes de acostarme. Me sentía particularmente contento. No todo son grandes paelleras. Me he dado cuenta de que con el 60 cms, estoy perdiendo capacidad de admiración por otros instrumentos. Me ha sorprendido a mi mismo ver que las últimas observaciones con el 40 cms en el campo, me he quedado con cierta insatisfacción, y he vuelto a casa con cierto desdén por un telescopio que por lo demás es magnífico. Eso no puede ser. Estas visiones limitadas de objetos conocidos me sirven de “reset”. La próxima vez que vea M65 y M66 con el 40 cms, la referencia no serán las BRUTALES imágenes del 60 cms (tenéis los dibujos en la sección de archivos del grupo AstronomiaVisual). Tendré frescas las imágenes del 7 cms, y entonces el 40 volverá a ser un pepino de telescopio. Es sano.
En otro sentido, ha sido una observación muy emocionante. Y no lo digo en broma. Mis primeros dos dibujos los hice en otoño de 1992, desde la terraza de mi casa en Benavente. Fueron M45 y M42, como ahora. Entonces usé un refractor supuestamente de 60 mm, que en la práctica estaba diafragmado a 25. Mi ocular de mayor campo real era un Huygens de 12.5 mm con 30º de campo aparente (menos de medio grado de campo real). Aún así, me hice medio Messier con él. Para mí, esta observación que acabo de postear es una vuelta a mis orígenes. Mientras espero a tener de vuelta a mi adorado Arp, voy a aprovechar todo lo que pueda este modestísimo instrumento. Supongo que comprenderéis por qué a veces me cabreo cuando escucho a alguien decir que no observa porque su Newton de 114 mm con cuatro plossls, es una mierda. Hubo un momento en que hubiera matado a mi madre por un instrumento así.
La astronomía no está en el telescopio. Está en el cielo. Es el observador quien debe hacer astronomía. Con qué instrumento lo haga, es irrelevante.
Un saludo.
PD) Esta vez ha sido plomazo, hasta bajo mis estándares. Si alguien ha llegado hasta aquí: gracias.
Ángel L Huelmo.