El presidente de la República, Giorgio Napolitano, ha elegido diez sabios -el término es suyo, no mío, que quede claro- para que piensen cómo arreglar este lío. Ahí los tienen en la foto ¿verdad que da la sensación de que ahora mismo se ponen manos a la obra, cuelgan las chaquetas y arreglan este desmadre en un derroche de vigor físico e intelectual? No se entusiasmen. Observen el plazo que se han dado: ocho o diez días. No ocho, ni nueve, ni diez. No, ocho o diez, y a lo mejor al final son once o doce. Quién sabe si trece si en medio cae un festivo. De este modo la cuenta de días transcurridos sin gobierno desde las elecciones ascenderá a 44 ó 46, o más o menos o por ahí, qué más da.
No me extrañaría que, además, entre los propios sabios hayan surgido ya corrientes, facciones y rivalidades, con subfamilias y escisiones. Diez personas alcanzan las dimensiones de un pequeño partido donde ocurren cosas así con total normalidad.
Ah, ya puestos también se ha convocado la elección del nuevo presidente de la República para el día 18 de abril. No sé si recuerdan que coincide todo a la vez: que Napolitano se va, que por ley no puede disolver las cámaras y convocar elecciones aunque quisiera, que por eso no quería adelantar las elecciones ni loco sabiendo que iba a pasar esto mismo y todo le pilla ya mayor y cansado, que tienen que elegir a otro presidente y eso se solapa con los trueques para formar Gobierno,… Qué caos más perfecto, es díficil hacerlo mejor.
La elección del presidente de la República es otro momento caótico precioso: todos los diputados, todos los senadores y tres representantes de cada región. Total, más de mil tíos (1.007 para ser exactos). Todos arrejuntados con sillas supletorias en la Cámara de Diputados, que encima es más pequeña que el Senado. Hay tres votaciones con mayoría de dos tercios y si no, a la cuarta es por mayoría absoluta. Ahí andan enredando como locos a ver a quién ponen. Solo les digo que Berlusconi ha propuesto a D’Alema.
Que Napolitano haya llamado sabios al grupete es casi como decir que los que debían decidir antes, los políticos, eran unos idiotas. Es difícil llevarle la contraria. En realidad está ganando tiempo para que pase algo, porque nadie tiene ni idea de por dónde salir del embrollo. Pero habrá que ver a quién llama después y en qué lugar quedan los actuales sabios. Quizá no se les ocurra nada genial y Napolitano luego convoque a una comisión de amigos del circo, o de físicos nucleares, o cantantes melódicos.
Los corresponsales, que tienen que llenar artículos narrando estas burocráticas minucias, se preguntan cuánto tiempo más puede seguir interesando esto, si es que a alguien le interesa todavía. Si fuera de Italia casi nadie conoce a un político italiano, más allá de Berlusconi, y es todo incomprensible. Casi es mejor no contar nada y que avisen el día que se aclaren para anunciar la solución.
No crean que a los italianos, a la gente normal, esta situación le estresa. En el fondo nada ha cambiado. Se siguen leyendo en el periódico casos como el del parlamento regional de Calabria. La Guardia di Finanza investiga los reembolsos de gastos de diez diputados (ocho del centroderecha y dos del centroizquierda) porque, para variar, han metido facturas de todo. A estas alturas ya es difícil ser original en este campo, pero lo han conseguido. Además de las tradicionales comilonas, hotelazos, viajes, Ipads, gasolina, etcétera, han llamado la atención reembolsos de estos mangantes en concepto de:
-Impuesto municipal de basuras.
-Detergente en el supermercado.
-Papeletas de rasca y gana (no premiadas, por supuesto).
-Sesiones guarras de lap-dance.
Genios, genios…
Encima, para alguien que dice algo sensato van y le echan. El mítico cantante Franco Battiato, hasta ahora nuevo asesor regional para el turismo en sus ratos libres en el Gobierno de Sicilia, del Partido Demócrata (PD) dijo esto en el Parlamento europeo:
“Estas putas que hay en el Parlamento harían cualquier cosa. Es algo inaceptable. Sería mejor que abrieran un burdel. Esta Italia da asco. Son siervos de los siervos de los siervos”.
En fin, una reflexión política elemental. Pero se armó un gran lío. Que si insultaba al Parlamento, que si insultaba a las mujeres, que si el respeto a las instituciones,… Así que matizó: “Me han entendido mal. Siento que mi frase, que obviamente se refería a pasadas experiencias políticas caracterizadas de una lógica de mercadeo ofensiva para la dignidad de las mujeres, haya sido interpretada como una ofensa al Parlamento actual, que estimo, o a las mujeres”. Pero nada, al final le cesaron.
Esto de las palabrotas en Italia lo llevan muy mal, tienen un gran sentido del decoro y se simula un gran escándalo. Comparado con España, donde somos muy malhablados, es muy chocante y a mí me ha creado algunas situaciones raras que mejor no les relato. Para los italianos supone auténtica violencia verbal. De hecho a Battiato le acusaron exactamente de eso por una frase tan normalita. Aquí es como cuando de pequeño ibas de visita a casa de alguien: hay que ir bien vestido y no decir tacos.
En Italia se puede estar rodeado de putas, pero no expresarlo verbalmente, es decir, hacer explícito lo evidente. Eso es una ruptura de las formas, de las reglas de juego, porque todo es juego, que se antoja insoportable. De hecho una de las chicas de Berlusconi contó a los magistrados en 2010 que cuándo éste le preguntó a qué se dedicaba y ella dijo, con asombro, que pues claro que era puta, nuestro héroe le echó una bronca tremenda y le ordenó que nunca jamás volviera a decir eso.
Otra cosa es tomárselo a broma y hacer risas. Por ejemplo, al exministro de Berlusconi y actual diputado suyo, Antonio Martino, le preguntaron por las palabras de Battiato y negó que hubiera putas en el Parlamento: “¡Ojalá las hubiera, y muchas!”. Aún estamos esperando que alguien pida su dimisión, pero es distinto, lo dijo en broma.
Por otro lado ahí tenemos a la legendaria Ruby Robacorazones, que se ha hartado de que todo el mundo piense que es o era puta y hoy se ha manifestado diciendo que no lo es en los tribunales de Milán. Lo hace ahí porque es la protagonista de dos procesos por prostitución a Berlusconi, sus amiguetes y la diputada regional lombarda Nicole Minetti, una de esas de las que hablaba Battiato.
Es gracioso pensar que unas semanas antes se manifestó en el mismo lugar toda la plana mayor del PDL, el partido de Berlusconi, porque aquello es una persecución y su jefe no es un putero. Encabezaba la protesta ese fenómeno de la naturaleza llamado Angelino Alfano y, detrás, todas las tías del PDL que defienden a muerte al hombre más encantador del mundo. Un espectáculo impagable.
Entretanto hay iniciativas útiles, como la del entrenador de la selección italiana, que ha propuesto jugar un amistoso Italia-Argentina en honor del nuevo Papa.
La gente sigue jugando en la lotería los números de las horas en que una gaviota se posó en la chimenea de la fumata del Vaticano, antes de que saliera blanca.
Se ve muy bien la diferencia entre Italia y España en el modo de afrontar la Semana Santa. En Italia el principal día de fiesta, cuando ni en los diarios se trabaja y al día siguiente no hay periódicos, es el Domingo de Resurrección. En España, el Viernes Santo. Desde luego son dos formas muy distintas de verlo.
El martes, cola de tres horas de turistas en la puerta de las ruinas de Pompeya por una asamblea sindical de protesta los trabajadores.
Después de años de privacidad respetada, Angela Merkel pasa unos días en Ischia, una isla enfrente de Nápoles, y los paparazzi se inflan a sacarle fotos en bañador. Conmoción en Alemania.
Se extiende rápidamente la moda de los cigarrillos electrónicos.
Francesco Totti cumple 20 años en el mismo equipo de toda la vida, la Roma.
Para terminar vamos a poner otra escena de la misma película del otro día, ‘Palombella rossa’ (1989), de Nanni Moretti. Viene a cuento por Battiato y porque el auténtico drama del colapso político italiano lo está viviendo el PD, para variar, última reencarnación del viejo partido comunista. Berlusconi y Grillo van a lo suyo, pero solo en el PD se están volviendo locos sobre qué hacer, cómo ser, en qué han fallado y por dónde tirar:
Sinopsis: Ya contamos la última vez que la película va de la crisis de identidad del partido comunista. Lo hace a través de la amnesia de un dirigente del PCI que juega a waterpolo. Aquí aparece en un debate televisivo, que podría haber sido grabado ayer mismo:
-Como Papa Giovanni (Juan XXIII), yo cuando encuentro alguien por la calle no le pregunto quién es, sino dónde quiere ir: ¿dónde quiere ir el Partido Comunista?
-El PC debe ir en la dirección que siempre le ha caracterizado y que le ha hecho fuerte.
-¿O sea?
-Luchar por el cambio de esta sociedad.
-¿Pero no lo ha hecho antes, esto?
-Quizá en los últimos tiempos ha sido hecho de modo inadecuado…
-¿Y entonces cómo debería hacerlo?
-¿Qué debería hacer? ¿Qué debería hacer? La alternativa democrática es algo fisiológicamente maduro…
Aquí se enrolla con las clásicas consignas que se siguen repitiendo hoy mientras le pasan papelotes con esquemas de corrientes, sondeos,… parecidos a los que estarán mirando ahora en el PD. Y sigue el monólogo:
-¿Qué es lo no funciona? ¿Qué es lo que no funciona? ¿El programa? ¡Tenemos que mirar al hombre! ¡Abrir las puertas del partido a todos, a los jóvenes, a las mujeres, a los trabajadores, a los movimientos! ¡Debemos decir, venid, tomad el partido, veamos qué podemos hacer juntos! “Este… sentimiento… popular….”. Y se pone a cantar a Battiato, y se le va la olla definitivamente con utopías celestes: “Este siglo ya a su fin/ saturado de parásitos sin dignidaaaaad/me empuja solo a ser mejoooor/ con más voluntaaaaaad”. Pero de lo que se trata es de meter el balón en la portería de una puñetera vez.
La moraleja simbólica de todo esto es estrepitosa: este dirigente comunista recurre a Battiato para expresar lo que no es capaz de explicar con palabras, porque es un poco abstracto, y ahora ese mismo partido echa a Battiato por decir de forma explícita lo que ellos no son capaces de decir.