Publicado en El Correo de hoy,versión ampliada:
Comienza a salir a la luz lo que había descubierto el hasta ahora presidente del banco vaticano (IOR), Ettore Gotti Tedeschi, cesado el 24 de marzo, en su intento de limpiar la entidad y por qué temía que le mataran. También se comprende el nerviosismo de la Santa Sede, su seco comunicado del viernes con un aviso al banquero y a los magistrados italianos para que no se pasen de la raya, y también su negativa a colaborar con la Justicia. Nada ha cambiado en las cuentas cifradas del IOR, opacas a cualquier control externo, desde los escándalos del pasado: la Mafia y la corrupción política italiana lo seguirían utilizando para blanquear su dinero y moverlo sin ser molestados. Ayer trascendió el asunto más grave conocido hasta ahora, según revelaron varios medios. El mismísimo capo actual de Cosa Nostra, Matteo Messina Denaro (en la imagen, su último retrato robot envejecido), puede haber blanqueado su dinero a través de algunos de las cuentas secretas del banco vaticano, según sospecha la Fiscalía de Trapani, localidad siciliana donde tiene sus dominios.
Esta Fiscalía envió el mes pasado dos comisiones rogatorias internacionales a la Santa Sede para pedir información sobre dos cuentas del sacerdote siciliano Ninni Treppiedi, brazo derecho del obispo local, Francesco Micciché. Es investigado junto a otras 13 personas por extrañas inversiones inmobiliarias y venta de bienes eclesiásticos, que podrían ocultar un blanqueo de dinero con testaferros a través del IOR. La sospecha es que todo sea una maniobra para lavar dinero de las actividades de Messina Denaro. El cura ha sido suspendido ‘ad divinis’ por el Vaticano y el obispo fue destituido por “no haber vigilado sobre la labor de su subordinado”. Aunque, observa el ‘Corriere della Sera’, había empezado a colaborar con los fiscales y quizá sea ése el verdadero motivo de su cese. En cuanto a la petición de cooperación de los tribunales italianos, la Santa Sede se habría negado a dar cualquier información, según el diario ‘La Stampa’. En realidad es lo que ha ocurrido siempre en anteriores rogatorias sobre cuentas del IOR que olían a Mafia. De ahí la negativa de la Santa Sede a aplicar un principio retroactivo a la nueva línea de transparencia que se quiere imponer en el banco con la aceptación de la reglas internacionales y la entrada en la ‘lista blanca’ de la OSCE. Este era el objetivo de Gotti Tedeschi y, según afirma, la resistencia interna acabó por costarle el puesto.
El fiscal matizó ayer que la rogatoria se ciñe a la malversación de fondos de la diócesis, sin otra hipótesis investigativa. Pero es que la sospecha sobre el capo de Cosa Nostra nació después.
Pero hay más. En el dossier que preparó el economista para que fuera utilizado en caso de que le pasara algo, ahora en poder de la Fiscalía de Roma, escribe: “Todo empezó cuando pedí información de las cuentas que no estaban a nombre de prelados”. Es decir, las 25.000 cartillas cifradas, según las estimaciones de algunos medios, que tienen como titulares a políticos, altos funcionarios, empresarios, constructores y testaferros. También entidades financieras e incluso Gobiernos extranjeros. Es decir, la guerra contra Gotti Tedeschi se habría abierto cuando tocó uno de los grandes canales ocultos de dinero de los asuntos sucios de Italia, que son muchos. El economista nunca logró que le dieran esa información, pero la prensa aseguraba ayer que, no obstante, habría completado una lista de nombres que podía desatar el pánico en las esferas de poder italianas y vaticanas. Es ésa lista la que habría sembrado el pánico tanto en las esferas de poder italianas como en la Santa Sede. En Italia y el Vaticano no pasa el tiempo. Es como volver a los ochenta, cuando circulaban las listas de la logia másonica P-2, uno de cuyos jefes, Umberto Ortolani, tenía un cargo vitalicio en el Vaticano como ‘gentilhombre’ del Papa, y el ‘banquero de Dios’, Roberto Calvi, que conocía todos los secretos del IOR y amenazaba con divulgarlos, acabó asesinado en Londres. La psicosis ayer era tal que tuvo que salir el abogado del economista a asegurar que “no se ocupaba de cuentas del IOR, no tenía conocimiento de cuentas específicas ni de nombres, ni listas de cuentas o titulares”.
Gotti Tedeschi habría indicado en el dossier como sus mayores enemigos, quienes se oponían a su labor de limpieza, a dos hombres del secretario de Estado vaticano, Tarcisio Bertone: el director general del IOR, Paolo Cipriani, y el joven ejecutivo en ascenso Marco Simeon, vinculado a la RAI y a la banca, relacionado con la trama de poder secreta P-4 de Luigi Bisignani, descubierta el año pasado. Bisignani es un viejo cliente del IOR y en los noventa movió la mayor comisión ilegal de la política italiana, la ‘tangente’ Enimont, a través del IOR. Según ‘Il Fatto’, Gotti Tedeschi también habría señalado una conspiración masónica para eliminarlo, citando nombres.
Por otro lado ayer se reanudaron las filtraciones de papeles vaticanos en el diario ‘Il Fatto’, con dos cartas a Bertone que demuestran la hostilidad a Gotti Tedeschi de dos de los consejeros del IOR, el alemán Hermann Schmidt y el estadounidense Carl A. Anderson, exigiendo su dimisión. Pero la mejor es el episodio que revela una tercera misiva. Un tal Pietro Lasalvia, un psiquiatra amigo de Cipriani fue invitado a un psicolabis navideño de los empleados del IOR para que discretamente examinara a Gotti Tedeschi e hiciera un informe que pudiera ser utilizado en su contra. Su análisis es demoledor y describe al banquero con rasgos de “egocentrismo, narcisismo y una parcial desconexión del plano de la realidad asimilable a una disfunción psicopatológica conocida como acidia social”. Concluía que era una “fuente de estrés” en su trabajo. En la guerra interna del IOR valía todo.