Como en alguna otra ocasión que nos hemos referido a ETA, y tras ver el vídeo de la facción con boina del Ku Klux Klan, en esta fecha señalada recordamos la genial película de Corrado Guzzanti, ‘Fascisti su Marte. Una vittoria negata’ (2006). Cuenta la expedición, ignorada y ocultada por la historia oficial, de una nave espacial tripulada por un puñado de valientes enviada por el régimen de Mussolini al espacio. Con un objetivo plenamente logrado, en lucha incansable y obstinada con la realidad: «A las 15.00 horas, del 10 de mayo de 1939, ¡Marte es fascista!». Veamos el aterrizaje de ese día histórico:

Sinopsis: Mayo 1939, tras un terrible viaje hipodérmico bajo sal, nuestros héroes recuperan el conocimiento y aterrizan en el planeta rojo. Marte es hostil, rígido, y se opone con alienígena obstinación a la irrevocable conquista de la revolución fascista.
   Lo primero, el oxígeno. En Marte no hay atmósfera e incluso el tórax más viril e impávido se ahoga en el vacío y busca descanso.
   Mientras jadean a duras penas, uno de ellos, campeón fascista de natación, es el único con aliento para decir que no hay aire. Pero es aquí donde su líder tiene que afirmar el valor del hombre sobre la naturaleza, y demuestra lo que puede hacer la voluntad templada por las enseñanzas del Duce contra los simples impedimentos físicos: «Me ne frego!». (Me importa un pimiento, lema fascista).
  E incita a los camaradas a seguir su gesto. El que lleva el busto del Duce se gira para que arroje luz con su sempiterno fúlgido ejemplo: «Acaso se lamenta él?». Los hombres dudan, pero al final siguen la orden categórica. Y es así como al poco rato se adaptan a la poco generosa atmósfera.
  De este modo prosiguen su marcha. ¡Con oxígeno o sin él, Marte será conquistada!

¡O Marte o morte!